Un documento necesario y aleccionador

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2022-09-02 06:48:05

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Primera Declaración de La Habana. Foto: Prensa Latina.

Por: María Josefina Arce

Hace 62 años Cuba proclamaba ante el mundo su derecho a la soberanía e independencia, dadas las agresiones y maniobras de Estados Unidos que pretendía aislar a la  triunfante revolución.

En la histórica Plaza de la Revolución,  el pueblo cubano aprobaba la Primera Declaración de La Habana. Fue una fuerte y decidida respuesta a la Declaración de San José, Costa Rica, mediante la cual la OEA, Organización de Estados Americanos, siempre subordinada a Washington, abría las puertas a sanciones contra la Mayor de las Antillas.

La primera Declaración de La Habana es uno de los documentos rectores de la política de principios del proceso revolucionario y que ha guiado el camino recorrido en estos 63 años, tanto en el plano interno de justicia social, como en su proyección Internacional.

Se reconocía el derecho de cada cubano a la salud, educación, alimentación, cultura y deporte, negados por los anteriores gobiernos, subordinados a los dictámenes de Washington y que sumieron al pueblo en la miseria, el analfabetismo y la insalubridad.

Pero el documento no solo hacía énfasis en los derechos de los cubanos, sino también en las reivindicaciones de los más humildes de América Latina y del resto del planeta, merecedores todos de un mundo mejor.

Y muy importante defendía la prerrogativa de cada pueblo a su autodeterminación y soberanía, un derecho destacado por Cuba a lo largo del tiempo en diversas tribunas internacionales.

Fue una contundente denuncia de las constantes intervenciones y crímenes del imperialismo norteamericano en América Latina, saqueada, explotada y convertida en el patio trasero de Estados Unidos.

Un peligro todavía latente en la actual América, dónde los gobiernos progresistas que trabajan por el bienestar de sus ciudadanos son objeto de maniobras y agresiones del poderoso vecino del Norte, en contubernio con la oligarquía.

La Primera Declaración de La Habana es un texto necesario y aleccionador en los tiempos que corren, en los que el imperio sin abandonar sus viejos métodos de presiones, amenazas y sanciones, recurre a mecanismos más sofisticados para satisfacer sus ansias colonizadoras.

Hoy se emplean las nuevas tecnologías para  crear estados de opinión, falsear la realidad, incentivar campañas de descrédito, todo encaminado a promover un golpe blando, una intervención indirecta.

A sesenta y dos años de su proclamación la Primera Declaración de La Habana está presente en la resistencia del pueblo cubano y en su constante lucha por llevar adelante su proyecto de vida. 



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