Por: Roberto Morejón
Los cubanos fueron a las urnas en medio de una calma total, para expresar su aceptación o NO del nuevo Código de las familias, como parte de un referendo popular.
Se trató de una legislación moderna que suma conceptos como la violencia sexual y de género, otorga espacio a la gestación solidaria sin fines de lucro y amplía el derecho al cuidado de los adultos mayores, niños y discapacitados.
Asimismo la normativa ampara el reconocimiento legal de varios padres y madres además de los biológicos, sobre la base del afecto prodigado por otras personas a un niño o niña.
Nunca antes una ley había sido sometida a la voluntad de los cubanos, pero se hacía obligatorio por mandato de
De manera que el nuevo Código de las familias NO se redactó por arbitrio exclusivo del parlamento sino por derivación de
Para ampliar esa idea es justo recordar que
Con todos esos antecedentes y para lograr en lo posible la mayor anuencia, el Código se sometió a la consulta popular.
Entre la versión 24 que analizaron en las comunidades y la 25 llevada a
No obstante, la sociedad cubana manifestó durante y después de la consulta popular diferentes puntos de vista, en relación con los tipos de familias existentes.
De ahí que el nuevo Código de las familias moviera miles de pareceres en tanto representa un abanico de afectos y deseos.
El debate se vio matizado inevitablemente por la difícil situación económica de Cuba, expuesta a un brutal bloqueo estadounidense, al déficit energético y a la carencia de financiamiento, en gran parte por los gastos obligatorios del Estado durante la pandemia.
Aun en esas circunstancias de privaciones materiales, Cuba asumió una posición valiente, como destacó el presidente Miguel Díaz-Canel, al no aplazar un referendo encaminado a la búsqueda de ampliar las prerrogativas de todas las familias.