Por: Roberto Morejón
Accidentes, catástrofes naturales y una pandemia se abatieron sobre Cuba en los últimos tiempos, y si bien su magnitud obligó a hondos sacrificios, la recuperación se hizo más lacerante a causa del bloqueo de Estados Unidos.
Sobre ese persistente obstáculo llama la atención un anuncio desplegado en el rotativo estadounidense The New York Times, por iniciativa de The People`s Forum, un movimiento con sede en la llamada babel de hierro.
El texto pide al presidente estadounidense, Joseph Biden, dejar a un lado al menos por seis meses las sanciones, pues, señala, “la gente de Cuba es parte de nuestra familia, la familia humana”.
El documento en The New York Times demanda de la Casa Blanca levantar el boicot para que el archipiélago caribeño pueda comprar suministros necesarios con urgencia para la reconstrucción después del paso del huracán Ian.
La exhortación viene a tono con la devastación sufrida en la occidental provincia de Pinar del Río y daños considerables en territorios contiguos.
Solo en la provincia más occidental de la mayor de las Antillas se calcula preliminarmente que 50 mil viviendas resultaron dañadas, la infraestructura eléctrica fue al piso y cultivos estratégicos como el tabaco recibieron el castigo de los vientos.
Si bien la movilización de fuerzas y recursos materiales hacia el occidente cubano ha sido inmediata en aras de iniciar la redención, es fácil suponer su demora dada la magnitud de los perjuicios.
En medio del monumental trabajo para recobrar al occidente, el bloqueo estadounidense frena las labores internas y la anunciada asistencia foránea.
Como afirmaba el anuncio en The New York Times, las sanciones impiden que Cuba se reconstruya.
Estados Unidos aplicó puniciones a la compañía CA Indosuez Switzerland, especializada en la gestión de patrimonios, al ser obligada a pagar 720 mil dólares por violar ---dicen--- disposiciones de la nación norteña a varios países.
Se trata de un caso reciente, pero el mundo debe recordar que durante la pandemia por la Covid-19, continuó imperturbable el recrudecimiento del bloqueo dictado por Donald Trump.
Cuba sufrió después accidentes en una base de supertanqueros y en un céntrico hotel habanero, sin que en Washington decidieran abandonar o flexibilizar el acoso.
Es cierto que son los cubanos los que deben reponerse, con fuerzas y medios disponibles, de los infortunios, pero la gestión sería más factible si Estados Unidos desecha su persecución.