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Por: Roberto Morejón
En una visita relámpago, el presidente estadounidense, Joseph Biden, prometió gestionar ayuda a Puerto Rico, aquejado por los daños causados quince días atrás por el huracán Fiona, a cinco años del azote de otro de esos fenómenos, María.
Ante una permanencia de apenas tres horas en las que el primer mandatario se propuso recabar informes del deterioro por ambos huracanes, los puertorriqueños inquirieron si en tan breve lapso era posible trasladar la magnitud de los agobios.
Los insulares manifiestan irritación por los daños no resarcidos de los huracanes Fiona y María, el primero con categoría 1 y el último con rango cuatro.
A dos semanas del impacto de Fiona, más de 101 mil clientes del servicio eléctrico continuaban a oscuras y más de 26 mil sin agua, motivos suficientes para el clamor popular.
Después del azote de Fiona, aumentó el sentimiento generalizado de descontento por el apoyo de Estados Unidos, la potencia regente del Estado Libre Asociado.
Muchos puertorriqueños también imputan las demoras en recobrarse de los huracanes al aparato estatal de la isla, señalado por su burocracia e ineptitud.
Además, un estudio reveló que FEMA, Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, de Estados Unidos, hizo un mal manejo de un presupuesto de hasta 65 millones de dólares destinados a casos de desastres, e implementado en Puerto Rico luego del huracán María en 2017.
La revelación se inscribe en un contexto en el que políticos progresistas y activistas sindicales y sociales denuncian lo que califican de deterioro y obsolescencia de la infraestructura de energía eléctrica, como consecuencia de la carencia de prioridades de los gobiernos locales.
Esas autoridades destinan recursos solo a corto plazo para obras de beneficio de la isla con fines electorales y pasadas esas fases, nadie se acuerda de proseguirlas.
En Puerto Rico muchos recuerdan que
Cuando la denominada Isla del Encanto sigue sumida en los infortunios dejados por María ahora agravados por Fiona, salta a la palestra la inexistencia de un cronograma a mediano y largo plazos para la reconstrucción.
Para colmo, las promesas de ayuda del gobierno federal nunca han llegado, de ahí el escepticismo reinante ahora después de los ofrecimientos de Biden.