Por: Roberto Morejón
Tiene un hondo simbolismo la conmemoración en Cuba del aniversario 154 del inicio de las luchas independentistas, en momentos en que centenares de miles de los habitantes de este archipiélago tratan de restañar severas afectaciones causadas por un huracán, en circunstancias materiales de carencias.
En el oriente de la nación caribeña, Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, liberó a los esclavos en su plantación, y los invitó a sumarse al combate por la emancipación de Cuba, dando inicio a las guerras por la independencia.
Hoy está en marcha una cruzada contra el infortunio dejado por el intenso huracán Ian, que con fuerza 3 en la escala Saffir-Simpson de un máximo de cinco, azotó al país el 27 de septiembre.
El meteoro ocasionó daños parciales o totales a 83 mil viviendas, solo en la occidental provincia de Pinar del Río.
Hacia allí se desplazaron centenares de grupos de trabajadores de la electricidad, quienes en condiciones muy difíciles devuelven gradualmente la conexión a una provincia que llegó a estar en cero a raíz del cruce del ciclón de sur a norte.
No fue la única castigada, pero si bien ese tormento embargó fundamentalmente al oeste del archipiélago, el resto también padeció un apagón general, derivado de la catástrofe natural.
Desde la región menos golpeada comenzó una ofensiva hacia el occidente, principalmente Pinar del Río, que reedita acontecimientos patrios de las luchas de los cubanos contra el colonialismo español y la dictadura de Fulgencio Batista.
Desde el oriente y centro hacia el territorio citado se han desplazado trabajadores de la electricidad, recursos hidráulicos, funcionarios, jóvenes y otras fuerzas para calzar la recuperación.
También desde
Así lo hacen jóvenes emprendedores de la capital que se hacen llamar Los Ángeles de
Nadie está ajeno a que tamaña movilización choca con limitaciones de recursos en un país vapuleado por el bloqueo estadounidense.
Sin embargo, el Estado apela a reservas escasas y recibe solidaridad internacional. Con ello se trata de crear un arsenal para socorrer a damnificados.
Es comprensible que NO pocos de estos últimos reaccionaran con desconcierto inicial al paso del potente fenómeno meteorológico.
Pero gradualmente comenzaron a sumarse a los grupos enfrascados en la restauración de techos, postes y tendidos eléctricos así como de vías obstruidas.
Pinareños y el resto de cubanos enarbolan hoy una antorcha, como los mambises de ayer, para abrirse paso en medio de la adversidad, conocedores que la luz los guiará por el camino de la rehabilitación.
