Por María Josefina Arce.
Hombre de pueblo, humilde, jaranero, amable y solidario, pero también intrépido, ese era el Comandante Camilo Cienfuegos, a quien el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara calificó como el compañero de cien batallas.
Mucho se ha escrito sobre el Héroe de Yaguajay, a quien cada 28 de octubre rinde sentido homenaje el pueblo cubano en el aniversario de su desaparición física en plena juventud.
Sesenta y tres años se cumplen de aquel triste momento. Testigos de aquella época recuerdan la multitudinaria concentración y el dolor y llanto de muchos al conocerse la noticia.
Profunda era su amistad con el Che y el líder histórico de la revolución Fidel Castro, junto a quienes vino en el yate Granma y ya en suelo cubano combatió contra la dictadura de Fulgencio Batista.
De extraordinarias virtudes, Camilo se convirtió en Comandante del Ejército Rebelde, querido, respetado y admirado por su franqueza, honestidad y su disposición a afrontar cualquier peligro con sencillez.
Durante la guerra por nuestra definitiva independencia, fue protagonista de hechos importantes. Dirigió la columna # 2 "Antonio Maceo", que tenía la misión de llegar desde la Sierra Maestra, en el oriente cubano, hasta la provincia de Pinar del Río para extender la gesta libertaria al occidente del territorio nacional.
Estuvo al frente de la toma del poblado de Yaguajay, en la entonces provincia de Las Villas, que requirió varios días de intensa lucha y coincidió con la liberación de la ciudad de Santa Clara por la columna #8 "Ciro Redondo", dirigida por el Che Guevara.
Muchas son las anécdotas que hablan del hombre y revolucionario excepcional que fue Camilo Cienfuegos, quien se ganó el respeto de las fuerzas enemigas. Los historiadores recuerdan que cuando tomó el Cuartel de Columbia, en La Habana, los militares de la tiranía lo aplaudieron.
Camilo sigue presente. De generación en generación de cubanos se ha mantenido vivo su ejemplo, su fidelidad a la revolución, su interés por los sectores más humildes de dónde provenía, por lo que conocía de cerca las injusticias vividas durante décadas.
Cómo cada 28 de octubre el mar y los ríos de Cuba se llenan de flores, es el tributo de los cubanos al querido Comandante de "...una gran sonrisa, un gran corazón...", como lo describió la poetisa Mirta Aguirre en sus versos y que reflejan como el pueblo veía al llamado "Señor de la Vanguardia".