Europa agitación sindical. Imagen:UGT
por Roberto Morejón
Al quedar atrás la parte más álgida de la pandemia por la Covid-19, renació en Europa la agitación sindical, en reclamo de nuevas y añejas reivindicaciones.
Huelgas, protestas en las calles, reuniones gremiales y otros pronunciamientos cobraron fuerza en los últimos meses.
Desde Francia, pasando por Reino Unido hasta seguir por Portugal, Grecia y España, se escucharon notoriamente las demandas ante lo que muchos califican de severos golpes a un residual estado de bienestar, otrora muy publicitado.
Tanto trabajadores como jubilados insistieron en sus manifestaciones callejeras y de otro corte en evidenciar lo que consideran como agresiones a mecanismos de protección social, salud, educación, seguro social y a tarifas de servicios básicos.
Por supuesto, las demostraciones públicas de los gremios más seguidas en el Viejo Continente en los últimos meses fueron las de Francia, donde exigen dar marcha atrás a una reforma del sistema de jubilaciones expuesta por el presidente de la nación, Enmanuel Macron.
Reino Unido siguió a Francia en el listado de países con mayor convulsión obrera en Europa con las huelgas de maestros y ferroviarios, así como de la rama de la salud.
En España también lamentaron lo que presentaron como un sistema sanitario aquejado por la carencia de personal específicamente en Madrid, la capital.
La respuesta insuficiente o simplemente la ignorancia de los gobiernos a las acciones huelguísticas y de otro tipo, coronaron los desplazamientos sindicales.
A todo ello se unió la irritación por los altos precios de los alimentos, la energía así como de bienes y prestaciones esenciales, en circunstancias en que no aumentaron salarios y pensiones.
La Confederación Europea de Sindicatos se trazó como prioridades en el año en curso la búsqueda de soluciones para mitigar la inflación.
En el criterio de los dirigentes gremiales, las bases deben participar en negociaciones colectivas más enérgicas con las patronales y exigir protección del empleo e ingresos.
Por supuesto, ante fenómenos agravados por la inestabilidad en tiempos de conflicto militar en Europa los sindicatos europeos no pueden olvidar pretéritos reclamos insatisfechos, como la subvaloración del trabajo femenino y la desigualdad salarial con los hombres.
En contraposición a quienes auguraron la decadencia sindical, Europa presenta en sus calles crecientes manifestaciones de asalariados y pensionados, impacientes y preocupados.