Trabajadores rescatados de los viñedos del sur de Brasil. Imagen:BBC
por María Josefina Arce
En la actualidad en el mundo 50 millones de personas son víctimas de la esclavitud en sus diferentes modalidades. En 2021 habia 10 millones más que en 2016, de acuerdo con la OIT, Organización Internacional del Trabajo.
Brasil, que abolió la esclavitud en 1888, no escapa a esta problemática, que afecta fundamentalmente a afrodescendientes e indígenas. En las últimas semanas varios sucesos han puesto en evidencia otra vez la persistencia en territorio brasileño de esta violación de los derechos humanos.
La policía federal rescató a más de 200 trabajadores de una vendimia en el sur del país, que eran víctimas de descargas eléctricas, agresiones con palos, gas pimienta y amenazas.
De acuerdo con los especialistas, la esclavitud moderna en Brasil se registra fundamentalmente en las actividades agrícolas, sobre todo en la caña de azúcar y el café, pero también en la confección de ropa y la construcción.
Es este por tanto, otro de los retos que debe enfrentar el nuevo gobierno del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, quien ya en sus dos anteriores mandatos libró una batalla contra el trabajo esclavo.
En su primera gestión al frente del gigante suramericano, a solo dos meses de asumir, Lula Da Silva lanzó un Plan Nacional para Erradicar el Trabajo Esclavo, una acción coordinada de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Fue así que se intensificaron las labores de vigilancia y se modificó el artículo 149 del Código Penal para definir claramente lo que es el trabajo esclavo, señalado como la labor forzada, la servidumbre por deudas y las condiciones degradantes de las personas.
Esta política fue mantenida por su sucesora en el Palacio del Planalto, Dilma Rousseff, también del Partido de los Trabajadores. Bajo su presidencia y la de Lula Da Silva más de 44 mil personas fueron rescatadas de esta condición.
Pero el golpe parlamentario en contra de Rousseff, que llevó a su destitución, dió al traste con todo lo avanzado. El golpista Michel Temer nunca mostró la menor voluntad de poner fin al trabajo forzoso.
En los últimos años han aumentado las denuncias de trabajadores en condiciones análogas a la esclavitud. En 2022 se registraron casi dos MIL, de acuerdo al Ministerio Público del Trabajo de Brasil.
El gobierno de Lula Da Silva que ha manifestado su compromiso de garantizar los más elementales derechos humanos de todos los brasileños, tiene ante el un gran desafío, pero ya ha expresado su intención de trabajar por condiciones laborales dignas.