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por Mailenys Oliva Ferrales
Mañana los cubanos volveremos a las urnas. Y hay mucho de certeza en esa afirmación anticipada que nace del arraigo popular que en la Mayor de las Antillas tienen los procesos eleccionarios.
Vamos a votar, no solo porque es un derecho, sino también porque hacerlo representa un acto de responsabilidad ciudadana, de plena madurez política y de sentido de pertenencia con la nación que hemos construido desde hace más de seis décadas.
Vamos a votar, porque a pesar de los sinsabores del contexto actual, de las carencias económicas y de las constantes zancadillas imperiales, nos sobran razones para seguir apostando por nuestro proyecto social; ese –que no exento de errores y aún perfectible– siempre ha puesto en el lugar cimero de sus prioridades al pueblo.
Vamos a votar, precisamente, por los representantes de ese pueblo, que no son más que nuestra propia gente: maestros, campesinos, intelectuales, cuentapropistas, estudiantes… delegados y delegadas salidos de la base, cuya misión será la de conformar una Asamblea Nacional con potestad constituyente y legislativa en la República para seguir edificando el país con el hacer y el esfuerzo colectivo.
Por ello, cuando acudamos a las urnas estaremos refrendando el carácter democrático de la Revolución, que es lo mismo que ratificar el compromiso que tienen los parlamentarios con sus electores, sus necesidades y sus aspiraciones de progreso.
Para hacer realidad ese empeño, y como se ha dicho muchas veces, nuestros diputados y diputadas han de andar con el oído pegado a la tierra, desterrando burocracias, escuchando el sentir de sus representados…y volviendo una, y otra vez, a los barrios y comunidades, que es donde emerge la raíz de la obra socialista.
De ahí que el voto unido, por los 470 candidatos propuestos para la X Legislatura del Parlamento no sea una consigna vacía, ni arenga sin fundamento. La convocatoria a votar por todos es el resultado de un proceso profundo que pondera la diversidad y la valiosa posibilidad de que no quede un sector o una región de la Isla sin representatividad en el órgano supremo del poder del Estado. Esa es Cuba: democrática, socialista y soberana.
Y aunque es un derecho de cada elector hacerlo por uno, dos o más integrantes en la boleta, el voto por todos constituye la máxima expresión de unidad de un país que sigue mirando al futuro en medio de complejas circunstancias y frente a una maquinaria de odio que solo busca el servilismo y la anexión sin honra al imperio.
Ante esa realidad el desaliento no será nunca opción, pues como ha dicho nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, «… en tiempos difíciles para Cuba afloran el compromiso, la solidaridad y los deseos de seguir echando pa´lante. ¡El 26 de marzo vamos por la victoria!». (Tomado del diario Granma)