Niños lloran a sus compañeros de clases, víctimas de un tiroteo. Foto tomada de rtve

Por Roberto Morejón (RHC)

Los reportes sobre los tiroteos en escuelas y otros lugares públicos en Estados Unidos suelen ser minuciosos sobre esos hechos, en contraste con los casi ausentes llamados al establishment a poner freno a tanta violencia.

Esta vez le tocó el turno a la ciudad de Nashville, en el estado de Tennessee, donde un atacante irrumpió a tiros en una escuela, y ultimó a seis personas, incluyendo tres niños de 9 años.

Antes habían sido escenarios de barbaries la ciudad de Uvalde, en Texas, con más de 20 vidas cobradas, y la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut, en 2012, aunque se trata de dos ejemplos de una lista que, desafortunadamente, parece interminable. 

La tragedia de Nashville se inscribe en una narrativa de casi una veintena de tiroteos masivos en escuelas y universidades en el año actual.

Las armas de fuego se comportan como la principal causa de muerte en los infantes estadounidenses de uno a nueve años, según estadísticas de 2020.

Estados Unidos, autoproclamado como modelo de oportunidades, registra más tiroteos que en cualquier otro país, afirman estudiosos del tema.

Con cinco por ciento de la población mundial, involucra al 31 por ciento de los tiroteos masivos en el planeta.

Como las escuelas se han convertido en espacio  repetido para tales balaceras, millones de padres viven angustiados porque sus hijos podrían ser blanco de la siguiente arremetida.

Ni siquiera los puede consolar que sus descendencias, como muchos otros niños en Estados Unidos, se sometan a dolorosos simulacros ejecutados en escuelas para prepararlos ante esos asaltos.

De nada vale que congresistas lamenten los hechos y recen por el alma de los caídos, si el país permanece inerte ante desgracias relacionadas con el amplio y fácil acceso a las armas, incluso de gran porte.

En el país norteño hay disponibles en manos de ciudadanos entre 270 y 310 millones de armas.

Solo una ley ha logrado pasar por el polarizado Congreso para introducir leves escollos a la extendida venta de pertrechos en las frecuentadas armerías. 

Mientras los legisladores se debaten en agria confrontación, la Asociación Nacional del Rifle les entrega contribuciones.

Ello implica que tanto niños como educadores expongan sus vidas en los planteles, los lugares más seguros según se concibe. 

Y que siga esperando Estados Unidos por leyes de armas más estrictas.