MySa
Por: Roberto Morejón
Señal de los nuevos tiempos, Estados Unidos no pudo imponer en América Latina una nueva conferencia para aplicarle más sanciones a Venezuela, pues ni siquiera continúa vivo el impúdico Grupo de Lima.
A instancias del presidente Gustavo Petro, Colombia fue sede de una efímera Conferencia Internacional sobre el Proceso Político en Venezuela, con una veintena de participantes, incluyendo países de América Latina, Europa y Estados Unidos.
Desde el discurso inaugural del primer mandatario de Colombia, quedó clara la urgencia de poner fin a las sanciones a Venezuela, cuyo pueblo sufre los efectos.
Eso sí, todavía no ha llegado el momento, porque así lo quieren algunos, de que los autores de las puniciones, como Estados Unidos y aliados, abandonen esas posturas unilateralmente, porque atentan contra el Derecho Internacional.
Los congregados abogaron por destrabar los diálogos entre el gobierno de Venezuela y el sector duro de la oposición, con sede en México, y a los que Caracas aduce no reincorporarse mientras se incumplan acuerdos parciales.
Entre ellos destaca la liberación por Estados Unidos del dinero destinado al fondo fiduciario único para inversión social en Venezuela, es decir, 3 200 millones de dólares provenientes de los recursos del país sudamericano, inmovilizados por los castigos.
La reunión de la capital colombiana aceptó reclamar la creación del fondo para inversión social, pero Washington se mueve morosamente.
Todo lo apuntado se logró en pocas horas a pesar del intento de boicot del opositor Juan Guaidó, despojado por sus propios cómplices del título anacrónico de “presidente encargado”.
Guaidó no fue invitado a Bogotá, pero intentó llegar, ante lo cual autoridades colombianas lo condujeron al aeropuerto. De allí viajó a Miami, donde se siente a gusto.
A pesar de los matices y las dificultades para llegar a consensos acerca de la situación en Venezuela, no hay dudas de que en la cita de Bogotá se escucharon frases esperadas, como la pronunciada por Petro cuando dijo: “la región no puede ser espacio de sanciones, sino de libertades y democracia”.