Reuters
Por María Josefina Arce.
Cada primero de mayo los trabajadores de numerosas naciones toman las calles de las principales ciudades para demandar mejores condiciones laborales y de vida. La fecha encuentra hoy al mundo en una crítica situación.
La actual desaceleración económica a nivel global ha llevado a que muchas personas tengan que aceptar empleos de menor calidad, mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social.
El desempleo se ha disparado en todas las regiones, tras la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19, que paralizó al planeta, agravada además, por conflictos armados, la elevada inflación y las estrictas medidas monetarias para contenerla.
De acuerdo con la OIT, Organización Internacional del Trabajo, en el presente año más de tres millones de personas engrosarán el ejército de parados, que alcanzaría la cifra de 208 millones.
América Latina, de acuerdo con la OIT, enfrentará un mercado laboral complejo y de gran incertidumbre por las diversas crisis globales.
Esto unido a la falta de voluntad de algunos gobiernos para poner en marcha políticas a favor de los más vulnerables o a la adopción de disposiciones que afectan a la población, han llevado a las calles a numerosos ciudadanos en este Día Internacional de los Trabajadores.
Ese es el caso de Ecuador, dónde el Frente Unitario de Trabajadores y otras organizaciones sindicales y sociales convocaron a defender el empleo y en demanda de acciones urgentes contra la ola de violencia que sacude al país.
Otra exigencia es la salida del poder del presidente Guillermo Lasso, por la ineficiente gestión y el juicio político que por corrupción tiene lugar en la Asamblea Nacional.
En Uruguay la fecha está marcada por la conmemoración de los 50 años de huelga general en 1973, en repudio al golpe de estado y la instauración de la dictadura militar, y por el rechazo a la reforma jubilatoria aprobada en el Parlamento, que aumenta la edad de retiro y significa pérdidas en las pensiones a cobrar.
En Brasil la fecha adquiere otra dimensión , se celebra el retorno de un gobierno a favor de todos los brasileños, luego de cuatro años de un fallido mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, bajo el cual la nación regresó al mapa del hambre y se agudizaron las desigualdades.
A partir de 1889 se celebra el primero de mayo el Día Internacional de los Trabajadores, en recordación a los Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas estadounidenses condenados a muerte por su participación en una huelga tres años antes. Ciento 34 años han transcurrido desde la instauración de esta conmemoración y la lucha por mejores condiciones laborales y de vida continúa vigente.