Imagen de archivo/RHC
Por Roberto Morejón
El retorno de Siria a La Liga Árabe, de donde fue apartada en 2011, destaca el fuerte cambio en las relaciones políticas de Damasco con sus vecinos, en un proceso gestado hace tiempo, pero acelerado recientemente.
Una delegación siria encabezada por el presidente Bashar al-Assad participó en la trigésimo segunda sesión ordinaria de la Cumbre Árabe que, con la presencia de varios líderes regionales, tuvo lugar en la ciudad saudita de Jeddah.
La incorporación siria revistió carácter singular luego de que la Liga Árabe le restaurara su escaño después de 12 años marginada, a raíz de los sucesos que desataron una prolongada guerra, sustentada desde el exterior.
Después de largo tiempo de intransigencia alentada por Occidente a fin de arrinconar al gobierno sirio, nuevos aires soplan en Oriente Medio, donde muchos llegaron a la conclusión de que el conflicto en el país señalado debe dirimirse con el concurso de Damasco.
Entre cinco y seis millones de desplazados, más de 300 mil muertos, graves afectaciones económicas y de condiciones de vida son algunos efectos de una guerra interna, agudizada por las sanciones estadounidenses y de sus aliados.
Con la ayuda de Rusia e Irán, principalmente, y el esfuerzo de los nacionales y del ejército para recuperar terreno en manos de grupos opositores, el gobierno de Bashar al-Assad ha logrado sostenerse.
Aun con la presencia de tropas y equipo bélico estadounidenses que saquean el petróleo nativo, Siria ha sido tomada en cuenta por sus vecinos de una forma más pragmática.
No son pocos los que arguyen que a ese cambio contribuyó el distanciamiento de países occidentales hacia el Oriente Medio, hoy atareados en la confrontación con Rusia.
Es de esperar que con el nuevo clima en la región se negocien condiciones para el regreso de refugiados a Siria y se examine la situación imperante en áreas no controladas por Damasco, como la noroccidental provincia de Idlib.
También puede preverse un aumento de visitantes desde los países del Golfo a Siria, con el consiguiente aliento al renacer de pequeñas y medianas empresas, e incluso de proyectos enfilados a la reconstrucción de la deteriorada infraestructura eléctrica.
Como vaticinó el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, los acercamientos diplomáticos recientes implican el comienzo de un proceso para zanjar la crisis en Siria, demasiado tiempo atizada por el lenguaje de la conflagración.