Sandra Torres, del Partido Unidad Nacional de la Esperanza, y Bernardo Arévalo, de Semilla.

Por María Josefina Arce

Con denuncias de irregularidades durante el proceso electoral como telón de fondo, transcurrieron este domingo los comicios generales en Guatemala, en los que se reportaron incidentes violentos y de acuerdo con los resultados preliminares, ningún candidato obtuvo el 50% más uno de los sufragios, por lo que habrá que ir a una segunda ronda.
  
Vuelve a cumplirse lo que al parecer se ha convertido en una tradición en el país centroamericano desde 1985, ningún presidente es escogido en la primera vuelta electoral.
   
Todo indica que Sandra Torres, del Partido Unidad Nacional de la Esperanza, y Bernardo  Arévalo, de Semilla, serán quienes competirán el 20 de agosto próximo por la presidencia de la nación centroamericana.
  
De acuerdo con las informaciones, entre los 22 aspirantes al máximo cargo del estado, Torres tenía un 15 % de los votos, mientras que Arévalo contabilizaba 12%.
     
Arévalo, hijo del ex presidente Juan José Arévalo, fue la gran sorpresa de la jornada, pues nunca apareció en las encuestas como favorito. Su Partido, Semilla, nació de las protestas de 2015 contra el entonces presidente Otto Pérez Molina por corrupción.
    
De acuerdo con las informaciones, el voto nulo fue el gran protagonista de la jornada, que además, registró un abstencionismo de 40%.
    
El proceso electoral estuvo marcado por denuncias de irregularidades y numerosas críticas como la aceptación de la candidatura de Zury Ríos, de la derechista Unión-unionista.
  
Zury Ríos es hija del ex dictador José Efraín Ríos Montt, quien llegó a la presidencia en 1982 mediante un golpe de Estado, lo que de acuerdo con la Constitución vigente es un impedimento para que los familiares puedan postularse para la carrera presidencial.
  
A la aceptación por el Tribunal Superior Electoral de la candidatura de Ríos se suman otras irregularidades como la exclusión de tres aspirantes presidenciales.
  
El ente electoral decidió bloquear la postulación de la líder indígena Thelma Cabrera, de Roberto Arzú y del empresario Carlos Pineda, quien se encontraba al frente en las encuestas.
    
Denuncias sobre el vínculo con el narcotráfico de candidatos a alcaldías y a diputados también han enrarecido el panorama de las elecciones, que en la jornada de este domingo contó un amplio despliegue policial y durante la cual se reportaron incidentes violentos en tres municipios del país.
   
De hecho en San José del Golfo, departamento de Guatemala, las autoridades electorales  suspendieron los comicios.
  
Grandes desafíos tendrá quien resulte electo el 20 de agosto. Uno de ellos es la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones del estado por la alta corrupción existente.
  
A esto se suman la violencia y la pobreza. El pasado año Guatemala registró tres mil homicidios, lo que representa una tasa de 17 asesinatos por cada 100 mil habitantes, mientras que la pobreza llega a casi 59% de la población, de 18 millones.
  
En medio de este panorama de crisis institucional, desconfianza y grandes desigualdades sociales  volverán los guatemaltecos a las urnas para designar a quien gobernará de 2024 a 2028 en Guatemala, calificado por los expertos como el país del eterno desencanto electoral.