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Por Roberto Morejón
En medio de temperaturas fatigosas, los cubanos, sobre todo los habaneros, chocaron con dificultades suplementarias en la distribución de agua por el sistema tradicional, problema atendido con urgencia, si bien son muy limitados los recursos financieros del país.
Es cierto que la mayor de las Antillas entró en la fase lluviosa del año con graves déficit en sus embalses, pero un muy generoso mes de junio según marcaron los pluviómetros, logró mejorar la disponibilidad.
No obstante, la rotura de equipos de bombeo de agua afectados igualmente por descargas eléctricas y la escasez inicial de materiales para su reparación, incidieron en la distribución a los clientes en varios municipios de La Habana.
Una carencia de ese tipo siempre es preocupante mucho más si el verano ha traído, como ocurre en 2023, una elevación muy marcada de los termómetros y una sensación térmica para algunos asfixiante.
Sin evadir esas complejidades meteorológicas laboran técnicos y obreros del Instituto de Recursos Hidráulicos para reparar equipos de bombeo paralizados, y sustituir otros cuando es posible si su funcionamiento está por debajo de los parámetros adecuados.
La habilitación de tanques de agua comunitarios donde fue viable, el monitoreo y mantenimiento de la infraestructura de impulso y distribución de agua y el traspaso de más carros cisterna para acarrear el preciado líquido a zonas donde el ciclo de entrega se hizo más espaciado, se perfilaron como disposiciones oportunas ante los apremios.
Con impaciencia esperan técnicos y clientes del servicio de distribución de agua la anunciada llegada de nuevos equipos de presión, adquiridos en el exterior.
Con esos arribos podrá disminuir de forma más acelerada el número de personas en La Habana perturbadas en el abasto de agua en las últimas semanas.
El percance provocó contratiempos a 200 mil personas, pero hoy 40 por ciento de ellas logró regresar a la normalidad.
No debe pasarse por alto que en la situación con el abasto de agua en Cuba, ahora especialmente en La Habana, incurre el bloqueo estadounidense.
La persecución a créditos concedidos a la mayor de las Antillas y a transacciones bancarias, redujo dramáticamente la disponibilidad de divisas.
La empresa Aguas de La Habana reponía todos los años diez por ciento de los equipos de trabajo, pero desde 2019 no se pudo hacer esa inversión.
Sin agua no hay vida y en Cuba se trabaja contra reloj para mitigar perjuicios suplementarios a la habitual distribución.