Imagen ilustrativa tomada de la ACN
Por María Josefina Arce (RHC)
La producción nacional de alimentos es una prioridad de las autoridades y por demás, una urgencia ante el alza de los precios a nivel internacional tras los más de dos años de pandemia de la COVID 19 y actuales conflictos armados.
Este propósito requiere del esfuerzo de todos, pues se ve obstaculizado por la persistencia y reforzamiento del bloqueo de Estados Unidos que entorpece y encarece para Cuba la adquisición de insumos y maquinarias destinadas a la actividad agropecuaria.
Es necesario, por tanto, buscar alternativas y explotar al máximo las potencialidades existentes en cada territorio, una acción a la que se han ido sumando con mayor fuerza en los últimos tiempos las universidades e instituciones de investigación, aunque todavía falta un buen trecho por recorrer.
En reiteradas ocasiones el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, ha insistido en que la alianza con los centros de altos estudios es clave para el avance económico y social del país.
En ese camino los Ministerios de Agricultura y de Educación Superior y la oficina en Cuba de la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, diseñan una nueva plataforma para impulsar la ciencia y la tecnología en sistemas agroalimentarios.
Es una herramienta destinada a implementar tecnologías innovadoras que permitan el uso eficiente de los recursos naturales, siempre de una forma amigable con el ambiente.
A través de esa plataforma se hallará respuesta a interrogantes de cómo mejorar la nutrición del suelo, control de plagas, la mejora genética del ganado y que especies y variedades de cultivos podrían adaptarse mejor a las condiciones de cada localidad.
Detrás de este útil instrumento está la Sociedad de Interfaz de Ciencia y Tecnología de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas.
Pero no es solo esta institución la que ha puesto el conocimiento en función de la producción de alimentos. El centro de altos estudios de la oriental provincia de Granma aporta alternativas para la obtención de pienso, lo que se traduce en la sustitución de importaciones y en un mayor rendimiento del ganado.
Y también en el oriente cubano, la Universidad de Guantánamo está al frente de investigaciones referidas al fomento de la apicultura y empleo de los derivados de la miel.
Lo alcanzado, hasta ahora, entre esa necesaria implicación de los centros de altos estudios con el desarrollo del país, debe ser solo el preámbulo de todo lo que se puede y debe hacer para satisfacer las demandas de la población y garantizar la soberanía alimentaria del país, con la necesaria sustitución de importaciones y el ahorro de recursos que pueden invertirse en ese sector y en otros en beneficio de la ciudadanía.