Con la Cumbre, Cuba sustenta una visión transformadora

Editado por María Candela
2023-09-13 08:03:59

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Por Roberto Morejón
 
Hacia el multilateralismo inclusivo debe marchar la Cumbre del Grupo de los 77 y China, en La Habana, por la presidencia pro tempore de Cuba de una colectividad de 134 naciones que puede hacer más en un mundo cada día más desigual.
 
La convocatoria a la cita de Jefes de Estado y Gobierno sobre ciencia, tecnología e innovación como premisa para el desarrollo promete abrir cauces hacia nuevas ideas y políticas en beneficio del Sur global.
 
La más amplia y diversa agrupación de naciones en desarrollo, como la definió el presidente Miguel Díaz-Canel en Johannesburgo, con dos tercios de los miembros de la ONU y donde vive casi 80 por ciento de la población mundial, resiste las inequidades, la exclusión y la pobreza.
 
Esas adversidades también se ponen de relieve en el campo de las ciencias, pues países ricos retienen la mayoría de las patentes, tecnologías e instituciones de investigación y se aprovechan de los talentos procedentes del Sur empobrecido.
 
En medio de la pandemia, los países en desarrollo dispusieron de apenas 24 dosis de los antígenos por cada 100 habitantes, en tanto los opulentos tuvieron a su alcance casi 150 dosis por la misma cantidad de personas.
 
Pero no solo en esa ruta es posible avanzar en el Grupo de los 77 y China aun en medio de la diversidad de opciones políticas y económicas.
 
Transformar la presente y nociva arquitectura financiera internacional, acentuadamente injusta y anacrónica, fue un reclamo oportuno en el más reciente foro del Grupo BRICS en la ciudad sudafricana de Johannesburgo.
 
Se trata de una demanda establecida desde hace mucho tiempo por el Grupo de los 77 y China, pero ahora hay nuevos incentivos para darle bríos, cuando existe una arbitraria prerrogativa del dólar, con Estados Unidos a la cabeza de esa utilización.
 
También el Grupo de los 77 y China puede lograr una coordinación práctica con los BRICS para garantizar el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas en la implementación del Acuerdo de París sobre cambio climático.
 
Ante todo ello, junto a la búsqueda de flujos de financiamiento para el desarrollo más asequibles y la exigencia de atenuar la inseguridad alimentaria y las medidas restrictivas del comercio, la cumbre en La Habana se perfila como una oportunidad propicia para el diálogo, en pos de la realización de legítimas aspiraciones del Sur global.
 

 



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