Hacia una mejor simbiosis de la arquitectura y las finanzas

Editado por María Candela
2023-09-14 07:09:31

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Por Roberto Morejón

En un mundo donde gobiernos, organismos, bloques y pueblos se pronuncian por dejar atrás las fragilidades de una economía atada al dólar, se habla de crear una Nueva Arquitectura Financiera Internacional.
 
Se trata de un concepto, estrategia o política, según la óptica de cada actor, en busca de una estabilidad financiera en el planeta, con el fin de contener crisis cíclicas, nacionales o regionales, y eludir el uso del dólar, arma de recurrentes sanciones.
 
China con su Iniciativa del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda para la cooperación aboga por una nueva arquitectura financiera global, coincidente con el deslizamiento del centro del sistema internacional desde la gran potencia del Norte al Pacífico en Asia.
 
Con el creciente uso del yuan en transacciones bilaterales incluso fuera de China, el país asiático brega por la desdolarización general, una aspiración de la que se habla en foros de todo corte.
 
Con las iniciativas internas y hacia la inversión extranjera, que Beijing ha multiplicado en los cuatro puntos cardinales, se dan pasos significativos hacia el cuestionamiento de la globalización neoliberal, hoy muy difícil de defender.
 
Pero además de China, bloques y agrupaciones de peso creciente en la geopolítica y economía del planeta hablan en su seno igualmente de eludir al signo monetario estadounidense, arma de coerción de Washington.
 
La iniciativa del grupo BRICS, o sea, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ahora ampliada hasta un total de 11 miembros de indudable rango, y la creación del Nuevo Banco de Desarrollo, articulan planes de alcance más allá de las economías emergentes.
 
El referido banco financia proyectos de inversión en los BRICS y otros países, incluso en monedas de los miembros y, según su presidenta, Dilma Rousseff, está al servicio de los pueblos del sur global.
 
Del BRICS emanan posturas a favor del multilateralismo e incluso de un signo pecuniario aparte para el comercio.
 
En No Alineados, el Grupo de los 77 y otros ámbitos, se afianzan las exhortaciones a esbozar con urgencia una nueva arquitectura financiera internacional para, entre otros propósitos, ejecutar los compromisos de desarrollo sostenible inherentes a la Agenda 2030.
 
Poco a poco se perfila un nuevo esquema económico, cuyo camino no será expedito porque quienes hoy se benefician de la dolarización y del unilateralismo, colocarán barreras a los nuevos vientos.
 

 



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