Cyril Ramaphosa. (Imagen de archivo/RHC)
Por Roberto Morejón
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, se unió a la extensa lista de personalidades y organizaciones internacionales que reclaman respeto a las riquezas de África, expoliadas por potencias coloniales, transnacionales y grupos armados.
Al hablar en el período de sesiones 78 de la Asamblea General de la ONU, el primer mandatario sudafricano subrayó que la riqueza del continente pertenece a los nacidos allí y que debe llegar a ellos.
El estadista aludía al costo para la región de los procesos de industrialización y del desarrollo de las naciones ricas del mundo.
El dignatario aludió a un punto neurálgico de la problemática de África, con casi la mitad de sus mil 400 millones de habitantes en la pobreza, a pesar de sus vastas riquezas originarias.
Unos 30 países de África Subsahariana son profusos en tesoros naturales, pues el continente alberga la tercera parte de las reservas mundiales de minerales y en el caso del uranio, platino, diamantes y oro superan el 50 por ciento.
África cuenta además con importantes productores de petróleo, como Nigeria, Angola y Guinea Ecuatorial, y con un nuevo frente de yacimientos de hidrocarburos recién descubierto en la zona del este.
Con ese potencial pudiera pensarse en niveles de bienestar, pero el Índice de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo sitúa a 34 países africanos subsaharianos entre los 40 últimos del mundo.
Las multinacionales y antiguas colonias eluden abordar esos contrastes y la explotación histórica a que ha sido sometida África, donde además las epidemias, el analfabetismo, las guerras internas, gobiernos corruptos y hambrunas contribuyeron a hacer más difícil la disminución de las carencias.
No por casualidad el Papa Francisco exigió en enero último que las potencias mundiales dejen de saquear los caudales nativos de África para “el veneno de su propia codicia”.
Hoy, cuando se habla en la prensa corporativa sobre el golpe de estado en Níger, pocos profundizan en el contexto local y se abstienen de hacerse la siguiente pregunta. ¿Cómo es posible que en Níger, tercer productor mundial de uranio, o sea 7,5% de la de rango mundial, la esperanza de vida sea de 55 años?
La comunidad internacional debería prestar más atención a denuncias como las formuladas por el Sumo Pontífice y el Presidente de Sudáfrica.