Lula anunció el programa para las personas que definió como “la gente más sufrida”
de la sociedad. Foto tomada de Prensa Mercosur
Por Roberto Morejón (RHC)
Los brasileños sin techo, cuya cifra creció exponencialmente, pueden tener una esperanza de que atiendan sus requerimientos gracias a un plan presentado por el presidente, Luiz Inacio Lula Da Silva.
En otra señal del interés del Jefe de Estado por prestarle seguimiento a los más agudos problemas sociales acentuados durante el mandato del ultraderechista presidente Jair Bolsonaro, fue presentado en Brasil el “Plan calles visibles”.
No se trata de un asunto marginal, pues casi 282 mil personas viven sin techo en Brasil, según estimados del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada.
De acuerdo con la fuente, se trata de un aumento de 211 por ciento en una década, pues en 2021 eran casi 91 mil las personas sin hogar.
Ya se sabe las causas. En primer lugar, el factor económico por la falta de ingresos monetarios o de empleo, además del auge de la informalidad y la alta pobreza.
El presidente Lula y el gobernante Partido de los Trabajadores no ignoran la situación y abogaron por presentar iniciativas, como la pauta referida.
Una señal de la inquietud del gobierno por las urgencias de los sin casa radica en que Lula anunció el programa para las personas que definió como “la gente más sufrida” de la sociedad.
“Por el Palacio de Planalto han pasado príncipes, reinas, presidentes y empresarios, pero pocas veces fue abierto para la participación de la gente más sufrida”, acotó de forma elocuente el dignatario.
Él aludía a que personalmente recibió a decenas de personas en lo que se llama situación de calle, entre cuyas causas citó que el Estado no se ha dedicado a cuidar a los más pobres.
Muchos de ellos, hoy a la intemperie, esperan que el plan oficial les facilite el acceso a programas de residencias populares en marcha, aunque de entrada se ampliará el número de albergues municipales.
La intención contrasta con el desatino y olvido de la era Bolsonaro, quien vetó una ley que prohibía la llamada arquitectura hostil a los sin techo, aunque el Congreso lo anuló posteriormente.
Muchos brasileños destacan que el paso dado por el gobierno se inscribe en un escenario donde la creación de la vivienda pública para las personas de ingresos más modestos ha estado ausente en los últimos años.
Y enaltecen que ahora, también, en el ejecutivo piensan en ceder espacios temporales para los que imploran ayuda en las calles.