Belén cancela Fiesta de Navidad. Imagen: Euronews

por Guillermo Alvarado

Nada refleja mejor la tragedia que azota a la población en la Franja de Gaza que el hecho de que millones de personas en todo el mundo festejaron la fiesta de Navidad, sin enterarse de que en Belén, donde según la tradición nació Jesucristo, las autoridades religiosas cancelaron todas las actividades.

No hubo noche buena en la cuna del cristianismo en señal de duelo por los más de 21 mil niños, mujeres y hombres inocentes que fueron asesinados por Israel durante los brutales bombardeos contra esa población y los recientes ataques terrestres.

La “noche de paz” de que hablan los cánticos tradicionales de la fecha fue otra jornada de terror para más de millón y medio de palestinos que permanecen sin atención médica, cuyos hogares están reducidos a escombros y sobreviven bajo la amenaza de la hambruna.

La víspera, 25 de diciembre, el primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, visitó Gaza no para repartir regalos a los niños, sino para anunciar que los ataques israelíes continuarán y se van a intensificar en los próximos días, que eso que él llama guerra y que en realidad es un genocidio, será larga y está lejos de terminar.

Suficientes razones para que en Belén, ubicada en el territorio palestino de Cisjordania a unos nueve kilómetros de Jerusalén, las calles estuvieran vacías esta Navidad y nadie acudió al llamado de las campanas de la basílica edificada en la gruta donde aseguran que nació Jesús.

“No podemos celebrar cuando muchos nos sentimos tristes y atemorizados por lo que ocurre en Gaza”, señalaron los clérigos en esa ciudad, que también sufre los efectos de un feroz bloqueo impuesto por los ocupantes sionistas.

Pidieron, además, que el mundo abra los ojos y el corazón para comprender toda la magnitud del drama y apoyen a la población palestina, no sólo con oraciones o el envío de ayuda, sino con actos concretos para alcanzar un cese el fuego y restaurar la precaria paz en la martirizada franja.

Desafortunadamente ese mundo permanece ausente, con apenas tímidas expresiones de repudio a la brutalidad israelí. Se extrañan las grandes manifestaciones en las calles de las principales ciudades de occidente para obligar a sus gobiernos a desacatar las órdenes de Estados Unidos.

En la más reciente resolución del dócil Consejo de Seguridad de la ONU, los miembros de ese organismo redactaron una timorata resolución donde piden ayuda humanitaria para los palestinos, pero sin exigir el fin de los ataques de Tel Aviv, porque así lo mandó el patrón que habita en la Casa Blanca.