Imagen ilustrativa RHC

Por Roberto Morejón

Cuba enfatiza en la ciencia, la tecnología y la innovación por su impacto en la vida económica y social, aun cuando las estrecheces materiales derivadas del bloqueo estadounidense y otras razones, limitan el adelanto de proyectos.

En el Día de la Ciencia Cubana, la sociedad reconoce y estimula a quienes llevan adelante la gestión, tanto de gobierno como de la economía y de los servicios, basados en estas herramientas del saber.

Desde todos los ángulos crecen las exhortaciones a que cada cubano con posibilidades aporte a las soluciones creativas, ante problemas que entorpecen la marcha del país hacia la sostenibilidad y el desarrollo.

La mayor de las Antillas cuenta con un alto potencial de investigadores, innovadores y profesionales, además de otros trabajadores que a veces empíricamente contribuyen con sus propuestas a zanjar no pocos entuertos en la vida cotidiana, en empresas, talleres y unidades de servicio.

Expertos estudian, por ejemplo, cómo enfocar el acelerado envejecimiento de la población o el sustento de la Tarea Vida, conjunto de acciones hasta el 2 mil 100 para enfrentar el incremento de las temperaturas, nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos.

Como señalan los entendidos en la materia, las faenas de ciencia, tecnología e innovación también pueden extenderse a los sectores de la administración pública, educación y cultura.

Por supuesto, dada su importancia, hoy en Cuba se enfatiza en las modalidades de la producción de alimentos, muchos de ellos deficitarios en el mercado, entre otras causas por la insuficiencia de insumos en los campos.

Como acierto, la Ley del Presupuesto en esta nación caribeña contempla en 2024 la cifra de dos mil cien millones de pesos, en moneda nacional, para respaldar la ciencia, tecnología e innovación, cimientos de la línea gubernamental.

Al líder histórico de la Revolución Fidel Castro se le reconoce porque en 1969 delineó el soporte de la política de formación de recursos humanos y avance profesional y científico de la Revolución.

En esa oportunidad, el político, pensador y estadista sentenció que “el futuro de nuestro país tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de Ciencia, un futuro de hombres de pensamiento”.

Bajo esa premisa no se concibe en Cuba ningún proyecto o política a favor de la cultura ambiental y el desarrollo sostenible sin el aporte de las personas de ciencia.