En la actualidad se promueve la instalación de paneles solares para garantizar distintos
procesos productivos. Foto: Archivo/RHC
Por María Josefina Arce (RHC)
Cuba tiene clara su meta de transformar su matriz energética y para el 2030 generar 24 % de eléctricidad a partir de fuentes de energía renovables, para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, el gasto de divisas derivadas de su importación y la contaminación ambiental.
Estudios revelan que la quema de fósiles, fundamentalmente carbón y petróleo, es la principal causa del calentamiento global y de la crisis ambiental que vive en la actualidad el mundo.
De ahí que el Gobierno cubano fomente el empleo de las energías solar, eólica, hídrica y la biomasa, dadas las altas potencialidades del país aún no aprovechadas al máximo.
Aunque todavía no se ha avanzado lo suficiente, sectores estratégicos de la economía apuestan por el uso de las llamadas energías limpias. Ese es el caso del tabaco. Desde 2018 se emplean esas tecnologías en la cura de la variedad Virginia.
El funcionamiento de las cámaras en las que se realiza ese proceso está basado en el vapor de calderas alimentadas con cascarilla de arroz, serrín y astillas de madera de aserraderos cercanos.
En la actualidad se promueve la instalación de paneles solares para garantizar los distintos procesos productivos del tabaco en general y que no se vean afectados por interrupciones eléctricas.
Hasta el momento se ha instalado esta tecnología en centros de Pinar del Río, Artemisa y Villa Clara. Se aspira a llevar la experiencia a todas las unidades del país vinculadas a este importante rubro que genera las necesarias divisas, que se destinan tanto para esa esfera como para programas sociales.
De acuerdo con las informaciones, el objetivo es que en el primer semestre del presente año todas las fábricas de tabaco de exportación cuenten con sistemas fotovoltaicos.
Se trabaja para cubrir, también, el riego de los cultivos, pero esta meta, han señalado las autoridades, es a largo plazo pues es más caro el proceso, unos cinco mil dólares por hectárea.
Igualmente, se busca extender esa experiencia a otros programas de desarrollo agrícola en el territorio nacional para generalizar el empleo de las fuentes de energía renovables.
Incentivar el empleo de las denominadas energías limpias es una prioridad de las autoridades cubanas para lograr la necesaria independencia energética del país y contribuir a la protección del medio ambiente.