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Por Guillermo Alvarado
Se le atribuye al ministro de Propaganda del régimen nazi alemán, Joseph Goebbels, la frase que titula este comentario de “miente, miente, que algo queda”, si bien todo indica que fue sólo uno más de quienes la pronunciaron y que ahora imitan sus pares sionistas para justificar la matanza de palestinos.
Resulta que cada vez que algún gobernante o personalidad en el mundo, muy pocos en honor a la verdad, se atreve a condenar la limpieza étnica que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza, brinca por allí un embajador diciendo que es mentira lo que se denuncia y se demuestra en los hechos.
Ocurrió así recientemente cuando el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, manifestó su indignación por la terrible matanza que Tel Aviv está perpetrando contra el pueblo palestino.
Aunque el prelado comenzó condenando los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023 y también rechazó toda forma de antisemitismo, eso no fue suficiente para la representación diplomático israelí ante el Vaticano.
En un comunicado procedieron a enumerar lo que denominaron “datos relevantes” para, según ellos, comprender lo que está sucediendo en Gaza, aunque sus afirmaciones no resisten el menor análisis ante la realidad.
Dijeron, en primer lugar, que la organización Hamas transformó a Gaza en la mayor base terrorista jamás vista y que “no hay casi ninguna infraestructura civil que no haya sido utilizada” para ejecutar planes criminales y que este proyecto fue apoyado por la población civil local.
¿Pretende la embajada sionista en el Vaticano hacer creer al mundo que toda la población civil palestina es terrorista? ¿De verdad piensan que la gente va a creer que niños, incluso recién nacidos, merecen morir por ser terroristas?
Pero ya sin freno de mano, o de boca, agregaron que “por cada militante de Hamas asesinado han perdido la vida tres civiles”. Fíjense ustedes que no ponen “por cada militante de Hamas muerto en combate”, no, más bien aceptan impúdicamente que cada uno de ellos fue asesinado, junto a tres civiles.
Si esto fuera así, que en realidad es mucho más grave, bastaría para condenar al Estado de Israel por asesinato colectivo, tomando en cuenta que el número de víctimas mortales va llegando a 30 mil y la mayoría son mujeres y niños.
Otra argucia del régimen de Benjamín Netanyahu es sembrar en la mente que cualquier crítica al genocidio palestino es una forma de antisemitismo, nada más falso. El antisemitismo es racismo y, por lo tanto, condenable.
El antisionismo es otra cosa, se trata de una postura ideológica frente a una forma muy peligrosa de fascismo, igual o peor al nazismo alemán que tanto daño causó al mundo, y al mismo pueblo judío, no lo olvidemos.