Miles de pescadores peruanos continúan sin poder acceder a su medio de subsistencia
por María Josefina Arce
Miles de peruanos continúan sin poder acceder a su medio de subsistencia, la pesca, a poco más 2 años del derrame de petróleo de la multinacional española REPSOL en la costa del distrito de Ventanilla, en la provincia del Callao, considerado el mayor desastre ecológico en la historia del país andino.
En enero de 2022 se vertieron al mar casi 12 mil barriles del hidrocarburo. REPSOL intentó obviar su responsabilidad, y lo vinculó a fuertes oleajes tras la erupción de un volcán en Tonga, sin embargo, ciudadanos presentes en la zona negaron cualquier anomalía en el mar.
Lo cierto es que como salió a la luz posteriormente el hecho se registró por una rotura en la tubería submarina durante la descarga del petróleo desde el barco de bandera italiana Mare Doricum a la refinería La Pampilla, propiedad de la empresa española.
Al abarcar un área rica en biodiversidad y hábitats frágiles, el derrame ocasionó la pérdida de mil 850 especies de fauna silvestre, algunas consideradas en peligro de extinción.
De acuerdo con un reciente informe de la organización peruana CooperAcción, los pescadores artesanales están perdiendo al mes más de 3 mil100 dólares, ante la contaminación de las aguas.
Pero no solo se ha visto afectada la pesca, sino también otra actividad económica fundamental para la zona, el turismo. Aún permanecen cerradas unas 25 playas por el grado de contaminación.
Poco más de 2 años después, todavía son muchas las interrogantes sin respuesta. No se conoce cuánto demorará recuperar las zonas afectadas, ni el estado del fondo marino, además de que no se ha indemnizado como corresponde a las familias afectadas, y el gobierno de la autoproclamada presidenta Dina Boluarte no ha hecho mucho a favor de los damnificados.
REPSOL ha sido objeto de innumerables críticas, ante su irresponsabilidad y la falta de una respuesta integral y adecuada a esta crisis medioambiental.
Los habitantes de la zona denuncian que la multinacional sólo ha desarrollado acciones de limpieza de manera superficial. No ha tenido en cuenta la necesaria rehabilitación de hábitats y repoblación de especies.
El derrame de petróleo en las costas del Perú puso sobre la mesa un viejo problema, que lamentablemente aún se mantiene a nivel mundial, la irresponsabilidad de las transnacionales ante al medio ambiente.
Contaminación del aire, aguas y suelos, afectación a la flora y fauna y a la salud de los habitantes de las áreas donde operan son algunos de los daños que ocasiona el accionar de estas empresas en el mundo, que ya vive una crisis ambiental.
Pero como señalan los expertos la justicia no llega con la rapidez requerida o no se aplica con fuerza cuando están involucradas las grandes empresas en catástrofes ambientales y violaciones de los derechos humanos.