Ministro sionista Benjamín Netanyahu
por Guillermo Alvarado
El primer ministro sionista Benjamín Netanyahu presentó su primer programa para la etapa de la posguerra en la Franja de Gaza, donde revela su intención de mantener el control absoluto sobre ese territorio lo cual implica desechar para siempre la existencia de un Estado palestino independiente.
No es ninguna sorpresa, porque desde el primer momento, cuando la ONU adoptó la disparatada resolución de partir en dos el territorio palestino para crear un Estado israelí artificial, el movimiento sionista tenía clara la intención de ocupar toda la región por las vías que fueran necesarias.
Basta con dar una somera mirada a la evolución del mapa de esa área década por década, para darse cuenta como la expansión por medio del robo de tierras o la ocupación militar ha sido indetenible, lo cual viola la letra y el espíritu de los acuerdos internacionales.
Ante la mirada indiferente de la comunidad mundial y con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados y servidores de la Unión Europea, Palestina quedó reducida a dos puntos separados entre sí por más de 90 kilómetros, Gaza y Cisjordania, y para colmo ambos gobernados dos corrientes diferentes, lo cual agudiza la división.
Sin ánimo de ser agorero, no tengo ninguna duda de que luego de terminada la operación contra la Franja los cañones se voltearán hacia Cisjordania y el pueblo palestino se convertirá en paria dentro de su propio territorio, si acaso no es expulsado hacia otros lugares, vecinos o remotos.
Por supuesto que Tel Aviv no opera sólo, porque tiene por detrás el firme respaldo de Estados Unidos, principal cómplice en esta abierta conspiración, así como de otras potencias.
De hecho, en los últimos días un grupo de abogados alemanes presentaron una acusación formal ante los tribunales de ese país europeo contra el Canciller Federal, Olaf Scholz, por contribuir e incitar el genocidio sionista contra los civiles palestinos.
La denuncia incluye a la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, así como sus colegas de Economía, Robert Habeck, y de Finanzas, Christian Lindner, todos ellos encartados como “cómplices” del régimen israelí.
Según los juristas, las exportaciones de armas desde Alemania a Israel ascendieron el año pasado a 326 millones de euros, unos 353 millones de dólares, lo cual significa 10 veces más comparado con 2022.
Sería interesante conocer que otras potencias, además de Estados Unidos, por supuesto, entregaron arsenales a Tel Aviv, que a todas luces venía preparando esta embestida desde hace bastante tiempo.