CPAC- 2024
por Guillermo Alvarado
En Estados Unidos se realizó hace pocos días la Conferencia Política de Acción Conservadora, una de las más grandes asambleas en el mundo de las fuerzas de la extrema derecha internacional caracterizadas por el odio a los migrantes y el desprecio absoluto a las ideas progresistas.
La cita agrupó a los máximos representantes del pensamiento regresivo de este tercer milenio de la historia moderna de la humanidad, entre ellos el español Pedro Abascal, líder de VOX, el estadounidense Steven Bannon, o el presidente de Argentina, Javier Milei, entre otros especímenes.
Sin embargo, lo que estaba programado como un encuentro de las ideas del mundo más reaccionario, terminó convirtiéndose en un acto de campaña más para el expresidente Donald Trump en su alocada carrera para retornar a la Casa Blanca.
En efecto, la figura del excéntrico magnate se mantuvo en el centro de los discursos, como si fuese una asamblea del Partido Republicano y no una reunión de extremistas internacionales.
Incluso zonas destinadas al comercio de recuerdos fueron tomadas en su totalidad por la figura de Trump en gorras y camisetas.
Éste, por supuesto, aprovechó su discurso que no por casualidad coincidió con el cierre de la Conferencia y repitió su programa de gobierno contra los migrantes, a los que machacó sin ninguna misericordia.
Repitió, por ejemplo, que su primer acto de gobierno consistirá en llevar a la práctica la mayor deportación masiva de que se tenga noticia en la historia del país norteño, una amenaza que no debe ser tomada a la ligera.
Igual que hizo durante su anterior campaña, lanzó una andanada de mentiras e insultos contra quienes van a buscar trabajo y un futuro para ellos y sus familias en el otrora conocido como “país de las oportunidades”.
Dijo, para empezar, que los migrantes son sacados de hospitales de salud mental y de las cárceles y lanzados hacia la frontera norte y repitió que ellos van a “envenenar” la sangre de Estados Unidos, lo cual ya le valió que lo compararan con Adolfo Hitler.
Claro que antes de llegar a las urnas y eventualmente recobrar las llaves del Despacho Oval, tiene antes que sortear numerosas acusaciones ante los tribunales, donde lo juzgarán, entre otras cosas, por varios delitos fiscales y económicos.
Debiera recordar, pienso yo, que al mafioso Al Capone no lo encerraron por sus múltiples crímenes, sino por evasión de impuestos, algo que en Estados Unidos es más grave que ser ladrón o asesino.