Los referidos congresistas se caracterizan por una oratoria explosiva, llena de términos comunes y absurdos
si el propósito es cortarles el paso a los cubanos.

Por Roberto Morejón

Legisladores estadounidenses de alegado origen cubano maniobran para hacer más lesivo a los antillanos el bloqueo, recrudecido por Donald Trump, sin grandes cambios durante el mandato de Joseph Biden.

Los referidos congresistas se caracterizan por una oratoria explosiva, llena de términos comunes y absurdos si el propósito es cortarles el paso a los cubanos.

Cuando un equipo de béisbol fue a Miami a jugar en un crucial torneo oficial, los legisladores de invocado origen cubano junto a influencers que los cortejan presentaron a los atletas como espías.

Lo mismo hace hoy la titular del Subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes para el Hemisferio Occidental, María Elvira Salazar, quien rechazó con frases despectivas el arribo de un centenar de médicos cubanos para trabajar en el servicio público de Honduras.

La misión sanitaria, avalada por acuerdo entre los dos gobiernos, no tiene, según Salazar, fines de asistencia a los enfermos de diversas patologías en Honduras, como recordaron autoridades en Tegucigalpa.

Ella dice que los profesionales de bata blanca son “espías y adoctrinadores” representativos de lo que llamó “el cáncer socialista”.

La otrora periodista apeló a la liturgia de sus pares congresistas, la denominada esclavitud moderna en Cuba, en alusión a los médicos.

Salazar ignoró estridentemente las explicaciones de autoridades hondureñas acerca de que los médicos cubanos llenarán el vacío de especialistas.

La presidenta del Subcomité del Hemisferio Occidental también actúa como punta de lanza de una campaña para hacerle creer a la opinión pública que la creación en la mayor de las Antillas de más de diez mil micro, pequeñas y medianas empresas es un mito, pues, porfía ella, no son independientes del gobierno.

En el mismo bando actúa el congresista Marco Rubio, también exponente del ala más conservadora contra Cuba en el aparato legislativo del país norteño.

Rubio, a quien vinculan en Estados Unidos con los consorcios fabricantes de armas, se caracteriza por demandar medidas extremas contra Cuba y Venezuela, y más recientemente acudió raudo a Argentina, donde tomó posesión un gobierno de derecha.

Agitar el libelo de que una hoja que se mueva al pie de un árbol, en cualquier latitud, responde a los intereses del gobierno de La Habana, es cuando menos insensato, aunque se sabe que nada es casual, pues responden al delirante propósito de cortarle el oxígeno a los cubanos.