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Por Roberto Morejón
La sinuosa relación de Jair Bolsonaro con la pandemia por la Covid-19 estaría lejos de finalizar si se constata que el ultraderechista expresidente brasileño se dotó de un certificado falso para acreditar su inmunización.
De acuerdo con una acusación policial, el ex gobernante habría acudido a uno de sus ayudantes para introducir datos simulados en el sistema de salud pública, para aparentar que él y su hija recibieron la vacuna contra el Sars-Cov-2.
No se trata de que el político de ideas extremas se convenciera de la eficacia de las vacunas, sino de una conveniencia para poder viajar a Estados Unidos.
Como se sabe, Jair Bolsonaro saltó burdamente el ritual de entregar la faja presidencial a su sucesor y ganador de las elecciones en 2022, Luiz Inacio Lula Da Silva.
Lo hizo porque no podía asimilar el peso de su derrota y fue a Estados Unidos a rumiar su rabia.
Lo cierto es que se ha presentado la primera acusación formal contra el exponente de la corriente conservadora de Brasil.
Debemos recordar que el político de 68 años se ubicó entre los pocos estadistas en oponerse a las vacunas contra la Covid-19, hacía bromas sobre las restricciones sanitarias y exhortaba a sus compatriotas a imitarlo.
No eran solo habladurías porque dio la espalda a ofertas de una empresa farmacéutica para vender vacunas a Brasil y criticó al entonces gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, por adquirirlas en China.
Un comité del Senado brasileño recomendó en octubre de 2021 presentar nueve cargos criminales contra Bolsonaro por su pésimo manejo de la pandemia, aunque el entonces procurador y aliado Augusto Aras detuvo el proceso.
No son pocos los expertos que señalan al ex capitán del ejército su responsabilidad por el alto número de fallecidos durante la pandemia, 700 mil, demasiados en un país con una infraestructura sanitaria considerable.
Su involucramiento en una alegada falsedad de vacunación se une a otros percances, pues el Tribunal Supremo Electoral lo inhabilitó hasta 2030 por abuso de poder durante la campaña electoral de 2022 y promover dudas infundadas sobre el sistema de votación electrónica.
Investigado por supuestamente tratar de introducir en Brasil joyas de diamantes e impedir su incorporación a la colección pública de la presidencia y su presunta participación en el asalto de turbas al edificio de los tres poderes en 2023, Bolsonaro no puede negar que sigue en la cresta de la ola, nada menos por sospechas de golpista e impostor.