La labor de los médicos de la nación caribeña hoy asentados en hospitales y comunidades, se suma a la de sus colegas
mexicanos para fortalecer el Primer Nivel de atención y no los reemplaza. (Foto:Milenio)
Por Roberto Morejón
El gobierno mexicano, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ejecuta un ambicioso programa para aumentar los niveles de atención sanitaria a personas sin acceso a seguro social, y cuenta con la cooperación de Cuba.
El Instituto Mexicano del Seguro Social despliega una incesante labor, guiada por su director general, Zoé Robledo Aburto (en la foto), quien visitó La Habana.
Robledo Aburto informó en días pasados la incorporación de más de 5 mil médicos generales nativos a centros de salud.
El nuevo grupo se sumará a los más de 3 mil 600 que actualmente laboran en hospitales básicos y comunitarios en zonas apartadas de 23 estados.
Se trata de hospitales comunitarios, integrales, en comarcas de alta marginación, razón por la que los profesionales mexicanos cuentan con un bono adicional para cumplir su misión.
López Obrador insistió en el cumplimiento de su compromiso de contar con un sistema de salud de calidad y auguró atención médica universal al término de su mandato.
En ese amplio plan se inscribe modestamente el aporte de la mayor de las Antillas, de donde fueron a trabajar al país hermano poco más de 700 médicos.
Para ampliar la cooperación, no solo basada en el envío de profesionales de la salud, viajó Zoé Robledo a La Habana.
Es oportuno destacar que la labor de los médicos de la nación caribeña hoy asentados en hospitales y comunidades, se suma a la de sus colegas mexicanos para fortalecer el Primer Nivel de atención y no los reemplaza.
Así lo han querido presentar en una parte de los medios, youtubers mayoritariamente asentados en Miami y la llamada prensa independiente, financiada desde el exterior.
Por un lado tratan de boicotear un programa de justicia social tan requerido por los mexicanos y por el otro tratan de desarticular acuerdos cubanos de colaboración internacional de salud, con el propósito de cortar fuentes de recursos financieros a La Habana.
No dicen que los ingresos obtenidos por Cuba por esa vía se revierten en la ampliación del servicio gratuito de salud, sometido a carencias por el bloqueo estadounidense.
Frente a esas acciones perversas, es oportuno subrayar un pronunciamiento de Zoé Robledo: “Este es uno de los momentos estelares en la relación que se vive en las mesas de la diplomacia y ahora en los quirófanos de los hospitales. Esa es una de las mejores formas en cómo dos pueblos pueden enlazarse”.