El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder de Hamás, Yahya Sinwar
por Guillermo Alvarado
Como escandaloso calificó el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, el dictamen del fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, quien solicitó una orden de arresto contra el primer ministro sionista Benjamín Netanyahu por crímenes contra la humanidad cometidos en Palestina.
De acuerdo con el magistrado, por órdenes directas de Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, el ejército de Tel Aviv ha cometido en la Franja de Gaza “homicidio intencionado” y “exterminio y/o asesinato”.
Además, ha matado deliberadamente de hambre a civiles, incluyendo niños, mujeres y ancianos, es decir que utilizó los alimentos como arma de guerra con lo cual violó normas y tratados internacionales.
Sin embargo, el jefe de la Casa Blanca no enrojeció en absoluto de vergüenza cuando aseguró que lo escandaloso no es la conducta de su amigo sionista, sino que lo acusen por sus atrocidades.
Biden fue más allá en sus declaraciones y si bien quiso decir lo contrario, lo que le salió fue una gran verdad cuando señaló que Israel y Hamas no son equiparables. El estado sionista de Israel es el núcleo del problema, lo ha sido siempre; Hamas es la consecuencia de tanto odio hacia Palestina.
Independientemente de que se puedan cuestionar los métodos utilizados por esa organización el 7 de octubre de 2023, la verdad es que sin la conducta genocida de Israel desde su creación como Estado, Hamas nunca hubiera existido y por eso, señor Biden, no son equiparables.
Lo he dicho antes y lo repito ahora, ni los cabecillas sionistas en Tel Aviv, ni sus patrocinadores en Washington, tienen la agudeza necesaria para percibir todo el odio que están descargando sobre sí mismos por el genocidio que llevan a cabo en Gaza, el robo descarado de tierras y tantos delitos más.
A tono con su jefe, el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, tuvo la ocurrencia de decir que el pedido de arresto de Netanyahu “podría comprometer” las conversaciones sobre el alto el fuego en Gaza.
Si alguien conoce bien todo esto es precisamente él, y sabe perfectamente que jamás al gobierno sionista le interesó un alto el fuego, ni temporal ni, mucho menos, permanente porque su objetivo es el exterminio físico, cultural e histórico del pueblo de Palestina.
Todas las víctimas inocentes en este conflicto son de lamentar, caigan del lado que caigan, pero este principio no redime a los culpables de más de 35 mil muertos, civiles en su mayoría, ni los 70 mil heridos, más los que puedan fallecer de hambre y enfermedades en los próximos días, como consecuencia de un odio sionista, enfermizo, racista y xenófobo.