Desastre ambietal-Brasil

Por Pedro M. Otero Cabañas

Los pronósticos suelen ser a veces engañosos, aunque siempre apuntan a eventos probables. Así viene ocurriendo con los referidos al Cambio Climático (CC), tema que capitaliza opiniones encontradas, pero que ya ha demostrado con suficiente evidencia su tremendo impacto en la salud del planeta.

Hoy el CC constituye el mayor desafío al que se enfrenta la Humanidad. El aumento sostenido de la temperatura global a causa, principalmente, de la quema de combustible fósiles, provoca  alteraciones en los patrones climáticos y pasos en reversa en el natural ciclo de reproducción en los ecosistemas de la Tierra. O sea, el planeta no es capaz de regenerar el conjunto de factores que provocan su destrucción.

Los desastres climatológicos de hace unos días en el estado brasileño de Rio Grande del Sur son un nuevo capítulo de esta saga autodestructiva en que la sociedad moderna somete a la Tierra.

Las lluvias intensas, las inundaciones y los corrimientos de tierra  durante unas dos semanas provocaron allí una tragedia apocalíptica. Casi 160 personas murieron, decenas desparecieron y miles de familias tuvieron que buscar refugio tras perder sus casas y demás bienes. Los daños materiales son cuantiosos.

El 16 de diciembre de 2022 el Instituto Forense General del Estado advirtió que las zonas afectadas por la deforestación ilegal habían crecido un 187 % en tres años, lo cual pudiera provocar una situación de emergencia climática grave. Los pronósticos se cumplieron fatalmente.

Los efectos de estas tragedias generan incertidumbre y temor en la población. En el caso de Rio Grande del Sur, los medios de prensa brasileños han popularizado el neologismo “ansiedad climática” aunque el término había sido formulado en 2017 por la Asociación Estadounidense de Psicología para definir el “miedo crónico a sufrir un cataclismo ambiental por los efectos del CC".

En Brasil, la “ecoansiedad” ha sido reconocida oficialmente como palabra por la Academia Brasileña de Letras, que la define como un “estado de inquietud y angustia desencadenado por la expectativa de graves consecuencias del cambio climático y la percepción de impotencia ante daños irreversibles al medio ambiente”.

El caos generado en Río Grande del Sur por tales eventos climáticos extiende sus efectos perturbadores a todo el quehacer de las personas, que hoy viven bajo la angustiosa duda acerca del porvenir.

La prestigiosa revista National Geographic afirmó que uno de los grandes desafíos en el proceso de reconstrucción de Rio Grande del Sur es no dejarse guiar por los mismos modelos desarrollistas que crearon las condiciones de insostenibilidad y riesgo de desastres.

El modelo de crecimiento económico causante de la catástrofe –añdió- es el verdadero factor de riesgo. Catástrofes anteriores, tanto en Brasil como en otras partes del mundo, han revelado que el proceso de reconstrucción está marcado por el dominio de grupos con poder político y económico, que utilizan el “gobierno de emergencia”, el “estado de calamidad pública”, para maximizar sus oportunidades de ganancia y beneficio.