Enemigo de color café en arenas caribeñas

Editado por María Candela
2024-05-31 21:19:30

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Sargazos en Guahanacabibes. (Imagen de archivo/RHC)

Por Roberto Morejón

 Al calor de la cuarta conferencia interna de los pequeños Estados insulares con escenario en Antigua y Barbuda, representantes de varios de ellos pusieron sobre el tapete el desafío de un nuevo enemigo, los mares de sargazos.

Granada será sede en septiembre venidero de una reunión de naciones del Caribe para examinar mecanismos innovadores para enfrentar la invasión del sargazo, una macroalga cuya descomposición genera fetidez y opaca la visualidad de paraísos turísticos.

La inquietud de Granada y Estados vecinos tiene asideros, pues los expertos aconsejan adoptar respuestas ante un fenómeno que afecta cada año a más playas.

Con gran impacto en la biodiversidad y socioeconómico en zonas altamente dependientes de los vacacionistas foráneos, los sargazos flotan en el mar, pero cuando llegan a acumularse perturban la supervivencia de las especies marinas. 

Los corales figuran entre los más visiblemente castigados por el sargazo, pero no son los únicos, porque investigadores han detectado la muerte de organismos de 78 especies de vida silvestre. 

Con más de 350 especies, solo dos con sus vesículas de gas se desplazan con mayor velocidad, al punto de hacerse más visibles en el Atlántico tropical, desde África hasta el Golfo de México, pasando por el Caribe.

Los entendidos recomiendan utilizar el sargazo en la agricultura, la producción de biocombustibles y en otras industrias.

Barbados impulsa un proyecto junto a la Universidad de las Indias Occidentales y una institución británica con vistas a obtener beneficios del fenómeno.

De ser exitoso el plan, que contempla enterrar el alga en el fondo marino para absorber emisiones de dióxido de carbono, se extendería a países vecinos, pero mientras tanto hay que lidiar con problemas de salud y económicos que genera la proliferación.

Y no hay suficientes recursos para la limpieza, pues el proceso puede fluctuar entre 300 mil dólares y 1,5 millones de dólares al año por kilómetro de playa. 

Al igual que otros tantos problemas relacionados con el cambio climático, ahora el Caribe debe contender con este tipo de macro alga, sin desviar la vista de los programas anti-huracanes y el alza del nivel del mar. 

Mitigar el cambio climático en el planeta pudiera ser un aliciente en la lucha contra este antagonista flotante. 



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