Nuevo ataque de Israel a escuela Abu Araban

por Guillermo Alvarado

Mientras el mundo está entretenido con torneos deportivos en Europa y América, o la reciente crisis desatada por el ataque contra el expresidente y candidato a la reelección en Estados Unidos, Donald Trump, el Estado sionista de Israel continúa su campaña de exterminio del pueblo palestino.

Hace pocas horas se conoció que el ejército israelí atacó por quinta vez en una semana a grupos de personas en la escuela Abu Araban, gestionada por la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, Unrwa, donde provocó por lo menos 17 muertos.

La justificación de los sionistas raya en el cinismo al asegurar que el bombardeo fue para neutralizar a un número de “terroristas” que operaban en esa zona y que, según Tel Aviv, sirve de “guarida y de base para efectuar ataques contra las tropas israelíes”.

Con ese pretexto asesinaron ya a más de 35 mil personas en la Franja de Gaza, la mayoría de ellas mujeres y niños, así como un elevado número de adultos mayores, mientras los heridos se acercan ya a los 100 mil.

Se trata de un plan elaborado para eliminar un pueblo a partir de la destrucción de su semilla, los niños, y de quienes pueden multiplicarlo, las mujeres.

Poco antes de este brutal crimen, el ejército de Benjamín Netanyahu atacó el campamento de refugiados Al Mawasi, en la provincia de Jan Yunis, supuestamente para matar a un jefe militar de la organización Hamas.

El bombardeo masivo ocurrió sin previo aviso y en un lugar declarado como seguro y sus efectos fueron devastadores, con más de 90 muertos y una cifra tres veces superior de heridos, que rebasan la capacidad local para darles atención médica y salvar sus vidas.

Como ocurre desde el inicio de la guerra, y no es para nada casual, hubo entre las víctimas numerosos menores de edad, que se han convertido en blanco de los disparos sionistas.

A estas alturas no queda ya ninguna duda de que el objetivo de Netanyahu en Gaza no es destruir a la organización Hamas, sino causar al pueblo palestino una pérdida tan grande de sus miembros de la que no pueda recuperarse en el corto o mediano plazo.

Junto con esta intención, que califica perfectamente como un genocidio, aprovechará de paso para apropiarse del territorio de la Franja y llenarlo de colonos judíos, lo que también es un crimen de guerra.

Todo esto lo hace con la certeza de que Estados Unidos, gobierne quien gobierne, y sus aliados occidentales, lo seguirán financiando, armando y protegiendo políticamente hasta el final.