Acuerdo de Hamás y Fatah
por Guillermo Alvarado
En medio de la tragedia que se está viviendo en la Franja de Gaza, donde las víctimas mortales de los incesantes bombardeos israelíes ya superan las 39 mil, durante esta semana hubo también una noticia alentadora en cuanto al futuro de esa región.
La protagonista en esta ocasión fue la República Popular China, que logró reunir a representantes de 14 organizaciones palestinas, incluidas Hamas y Fatah, para discutir el presente y el futuro del Oriente Medio e impedir que el Estado sionista de Israel se convierta en el dueño absoluto de esa zona.
Uno de los puntos fundamentales del encuentro fue realizar un diálogo de reconciliación entre distintos grupos que tienen un denominador común: enfrentar el exterminio que lleva adelante Tel Aviv.
De esta manera se logró un acuerdo para la formación de “un gobierno interino de reconciliación nacional” para la Franja una vez finalice la guerra iniciada en octubre del año pasado.
No es un asunto menor, si se tiene en cuenta que el propósito del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu es apoderarse de ese territorio para expandir las colonias judías también allí.
Muy importante fue la presencia en la reunión de Hamas, que gobierna en Gaza, y Fatah, la espina dorsal de la Autoridad Nacional Palestina, que ejerce un control parcial sobre la Cisjordania ocupada.
La cita contó con el beneplácito de los mediadores internacionales por alcanzar un acuerdo de alto el fuego en la Franja y trata de responder a la interrogante de lo que ocurrirá “el día después”, es decir, quién ejercerá el gobierno en el enclave.
Una autoridad compartida entre las diferentes agrupaciones palestinas será la mejor contención a las apetencias de Israel, pero también a otros que intentarán intervenir en la zona con los más dispares pretextos, menos garantizar la paz y la seguridad en un área tan candente.
Una prueba palpable de la importancia de este paso logrado con la mediación china fue la reacción de Netanyahu, quien rechazó el acuerdo y repitió su amenaza de destruir completamente a Hamas y mantener a Fatah lo más lejos posible de Gaza.
Para nadie es un secreto que Israel jamás tuvo la menor intención de aceptar la llamada solución de dos Estados soberanos, capaces de convivir en paz y seguridad dentro de las fronteras reconocidas de antes de 1967.
El único interés sionista es exterminar a Palestina como Estado y como pueblo y apoderarse de todo el territorio.