OEA
por María Josefina Arce
La OEA, Organización de Estados Americanos, ha vuelto a mostrar abiertamente su esencia injerencista. Ahora nuevamente arremete con fuerza contra Venezuela, el motivo: las recientes elecciones generales en la nación suramericana.
El desacreditado organismo regional cuestionó los resultados de los comicios, que como ya hemos referido se desarrollaron en medio de una intensa campaña mediática de la ultraderecha, respaldada por Estados Unidos.
La victoria del actual presidente Nicolás Maduro, con 51,2% de los votos, no le gusta, entonces se vuelve a inmiscuir en los asuntos internos de un país, que por demás no pertenece a la OEA desde abril de 2019 cuando se hizo efectivo su proceso de retiro iniciado dos años antes.
En esta ocasión ha emitido un informe de 23 páginas para desvirtuar el proceso electoral, al que calificó de falta de transparencia.
Olvidó que las autoridades venezolanas precisaron sobre la presencia en territorio nacional el pasado domingo de más de 700 observadores internacionales y de MIL 326 periodistas extranjeros y nacionales.
No es la primera vez que Caracas ha estado en el centro de los ataques de la Organización de Estados Americanos, cuyo secretario general Luis Almagro pretendió hace ocho años que se aplicara la Carta Democrática Interamericana del organismo contra el país suramericano por supuestas violaciones de los derechos humanos.
También apoyó abiertamente, junto a Estados Unidos, a Juan Guaidó, quien en 2019 se autoproclamó presidente interino de Venezuela, en un nuevo intento por derrocar a Nicolás Maduro, elegido democráticamente en las urnas.
La OEA tiene una larga y oscura historia. Ha respaldado intervenciones militares y guardado absoluto silencio ante graves violaciones de los derechos humanos en todo el hemisferio.
Siempre al servicio de Washington ha tenido un lamentable papel desde su surgimiento, en 1948, en los golpes de estado contra gobiernos progresistas en naciones del área. Recordemos los acaecidos en Guatemala, en 1954, y en Chile, en 1973, entre otros.
Recuerdan los expertos que toleró e incluso apoyó las dictaduras militares de mediados del siglo pasado en América Latina, que dejaron decenas de miles de víctimas entre asesinados, torturados y desaparecidos.
Ahora ha convocado a una reunión en Washington de su Consejo Permanente para abordar el proceso electoral en Venezuela, en una nueva acción colonialista e injerencista.