Por Roberto Morejón

Como cada verano, los servicios cubanos de salud permanecen en alerta ante la presencia de las arbovirosis, conjunto de enfermedades provocadas por virus que transmiten a los seres humanos los insectos y arácnidos.

Con el aumento de las lluvias y las sofocantes temperaturas del período, la mayor de las Antillas mantiene la habitual vigilancia sobre fiebre amarilla, presente en otras latitudes, zica, chinkungunya así como el dengue y la enfermedad producida por el virus de Oropouche, la más reciente en aparecer en el país.

Desde el inicio de la etapa estival se detectaron en esta nación caribeña más casos febriles.

No escapa a la situación las limitaciones materiales a causa del bloqueo de Estados Unidos y su determinación de ubicar a Cuba en una lista de los que, según su óptica, patrocinan el terrorismo. 

Cuba no ha podido contar con los insumos suficientes para sostener una campaña de fumigación comunitaria como ha sido habitual. 

Ante la fiebre del Oropouche y del dengue, los expertos aumentaron la información pública sobre causas y síntomas de esas enfermedades, tratamientos a seguir y la importancia de que pacientes aquejados acudan al médico.

En ese contexto, los cubanos saludaron la llegada a La Habana de especialistas del Servicio Federal de Supervisión de la Protección y el Bienestar del Consumidor de Rusia, o sea, Rospotrebnadzor, con el objetivo de actualizarse sobre infecciones tropicales. 

Los expertos ya realizan junto a sus colegas cubanos estudios sobre padecimientos registrados actualmente en la región del Caribe. 

De esta forma se manifiesta en la esfera de la salud otra de las aristas de la cooperación entre Cuba y Rusia, sustentada esta vez en la utilización por los visitantes de sistemas de prueba de alta tecnología. 

La nación euroasiática ayudó a la mayor de las Antillas en los momentos más difíciles de la pandemia por la Covid-19, cuando la rotura de la planta de oxígeno medicinal agravó la situación de atención de salud.

Ahora, la Organización Mundial de la Salud ha llamado  a los países afectados por el virus del Oropouche a intensificar la vigilancia para frenar la propagación.  

Aun en medio de las escaseces materiales, con un coeficiente bajo de disponibilidad técnica de vehículos recolectores de desechos, en el archipiélago caribeño se refuerzan las reglas de prevención y control, tales como la eliminación de los criaderos de insectos y la educación de la población sobre los procedimientos para evitar las picaduras.