Imagen de archivo/RHC

Por Roberto Morejón

En medio de una aguda depresión en los últimos años de los servicios de transporte, en Cuba el Ministerio del ramo trata, con recursos muy limitados, de frenar el deterioro y recobrar determinadas líneas de ferrocarril.

Algunas de las prestaciones más solicitadas, incluso varias con más de una década sin estar operativas, reciben aliento, para satisfacción de los pobladores.

Líneas como las de Santiago de Cuba-Manzanillo, Holguín-Antilla, Bayamo-Manzanillo y Santiago-Contramaestre, en el oriente del archipiélago; Sancti Spíritus-Habana, en el centro; y el modesto, pero útil servicio desde la capital del país a las playas del este, solo en el verano, ganaron notoriedad al reaparecer en el esquema de ofertas.

Antes obtuvo nueva vida el tramo entre La Habana y Pinar del Río, en el occidente, todo ello como señales de alivio en medio de la aguda contracción del transporte terrestre y por ferrocarril.

Las acentuadas limitaciones de Cuba con motivo del bloqueo estadounidense, su ubicación en una arbitraria lista de los que en Washington consideran patrocinadores del terrorismo y la ausencia de créditos, gravitan sobre toda la economía y los servicios.

La Unión de Ferrocarriles tiene dificultades para adquirir locomotoras y vagones nuevos y darles respuesta a los que llevan años en explotación.

No escapan la necesidad de reparación para 67 por ciento de las vías férreas y los obstáculos para aumentar las salidas de trenes nacionales, pues uno cada cuatro días desde La Habana no cubre la  demanda.

Pero con apoyo de recursos y personal franceses están en marcha rescates de locomotoras de gran y mediano porte mientras el país busca asegurar combustible para cuando se restablecen itinerarios.

Ya se han instituido nuevos horarios y paradas en el recorrido de trenes nacionales para facilitar la movilidad de la población, se prioriza el transporte de carga, sobre todo de combustible y en La Habana prosigue el rescate de la Estación Central y con socios rusos acometen faenas de talleres en la capital.

Los empeños actuales son decisivos para el futuro del ferrocarril, cuyas prestaciones decayeron sensiblemente.

En un escenario tenso con el transporte surgen algunas oportunidades de recobrar servicios y se alistan colectivos de trabajo para restablecer ciclos de mantenimiento indispensables.