Joseph Biden y su secretario de Estado, Antony Blinken. Imagen: archivo

por Guillermo Alvarado

Cuando los costos humanitarios en la Franja de Gaza cruzan todos los límites imaginables y van más de 40 mil fallecidos, la mayoría mujeres y niños, como consecuencia de los bombardeos y ataques terrestres sionistas, da nausea ver cómo los principales responsables de tal atrocidad intentan lavar su imagen.

En las últimas horas el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden y su secretario de Estado, Antony Blinken, han dicho a los cuatro vientos que todo está listo para poner en marcha una tregua y que el Estado de Israel hace todo lo posible para concretarlo.

Al mismo tiempo, como en un guión bien orquestado, Benjamín Netanyahu, instó a la comunidad internacional a “ejercer presión” sobre la organización Hamas para concretar el cese al fuego, en una exhibición tan brutal de hipocresía que daría risa, de no ser tan trágico el momento.

Resulta ahora que si la matanza continúa, la responsabilidad no es de Tel Aviv ni de Washington, sino del martirizado pueblo palestino cuyos sufrimientos alcanzan todos los días niveles insospechados y cuyos hijos mueren por la metralla, o por hambre y enfermedades y no existe prácticamente ningún lugar seguro para resguardarse.

Mientras las declaraciones de Biden, Blinken y Netanyahu reciben toda la atención de la gran prensa occidental, pocos recuerdan un hecho acontecido la semana anterior y que demuestra la doble cara de los culpables.

Recién el jueves anterior  la Casa Blanca aprobó un convenio para venderle a Israel un enorme paquete militar por 20 mil millones de dólares, y ahora pretende convencernos de que está trabajando por una tregua en Gaza.

El contenido del negocio no es cualquier cosa, pues se trata de 50 aviones F-15 en su versión más moderna, 30 misiles de alcance medio, 30 mil ojivas para tanques, 50 mil morteros, vehículos tácticos, radares de barrido electrónico de última generación y otros artefactos.

Es lógico preguntarse ¿es en serio que estos gobiernos están trabajando para la paz cuando realizan un intercambio comercial para la guerra de tamaña envergadura, o simplemente se están riendo de todo el mundo?

Con sobrada razón Sami Abouy Zohri, de la oficina política de Hamas, afirmó que no se está cerca de un acuerdo o negociaciones reales, sino ante la imposición de los dictados estadounidenses.

Mientras tanto el drama continúa, ya casi no hay ambulancias en el norte de la Franja y, si acaso existieran, tampoco hay dónde atender a los heridos o enfermos, mientras en el mundo se multiplican las reuniones y declaraciones que no ahorran una sola vida inocente. Qué triste humanidad.