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Por María Josefina Arce
En una fecha tan significativa para los cubanos, el 10 de octubre, que marca el inicio de la lucha por la independencia de Cuba hace 156 años, comienza la jornada por el Día de la Cultura cubana, sinónimo de resistencia y de defensa de los valores patrios.
Desde 1980 fue declarado el 20 de octubre Día de la Cultura Cubana, en recordación de aquella jornada de 1868 en que en la ciudad de Bayamo se entonó por primera vez La Bayamesa, declarado Himno Nacional de Cuba, nacido de los más puros sentimientos y ansias libertarias de los patriotas, también músicos, poetas e intelectuales.
Y es que, como bien señalan los historiadores, la historia de nuestras gestas independentistas, es igualmente la historia de nuestra cultura.
Es esta jornada una ocasión para reconocer a quienes a lo largo del tiempo han defendido desde las distintas manifestaciones culturales nuestra identidad, esa mezcla de razas, tradiciones y costumbres.
Un reconocimiento a artistas, creadores, historiadores e intelectuales que han llevado la cultura cubana a cualquier rincón de la nación, a comunidades montañosas de difícil acceso o a centros penitenciarios, haciendo realidad un derecho garantizado por la revolución.
Desde enero de 1959 se pondría en marcha una profunda transformación en todos los ámbitos, que rescataria a nuestra cultura, y la libraria de la ideología colonizadora que siempre intentó herir nuestra nacionalidad.
La política cultural de la revolución se orientó desde un inicio a propiciar la participación del pueblo en los procesos culturales y a poner a su alcance lo mejor del arte cubano y universal.
Pero también ha sido una esfera que no ha escapado a las limitaciones que impone el bloqueo norteamericano, y que dificulta el desarrollo de múltiples iniciativas para el beneplácito y satisfacción de los cubanos.
Impide además, la promoción, difusión y comercialización de nuestros talentos culturales, al tiempo que despliega campañas mediáticas contra los creadores que se mantienen trabajando en el país.
Sin embargo, nuestros artistas e intelectuales siguen desde sus creaciones enalteciendo la obra emancipadora de la revolución, defendiendo nuestros valores y resistiendo ante las dificultades y los embates colonizadores.