Fuego abrasador en Bolivia

Editado por María Candela
2024-10-10 10:58:05

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Foto: Bolivia.com

Por Roberto Morejón

El gobierno de Bolivia despliega una operación conjunta sin precedentes en la lucha contra los incendios forestales, iniciados en junio último y amenazando con dejar huellas indelebles en la economía.

La movilización de cinco aeronaves, cerca de cuatro mil bomberos y más de tres mil 900 efectivos de las fuerzas armadas además de la ayuda de otros países, como Venezuela, ha sido imprescindible para enfrentar la ignición en cadena.

Ciento 20 días llevan los bolivianos en su lucha contra las deflagraciones, por cuya causa se dañaron casi 7 millones de hectáreas de bosques y pastos, fundamentalmente en el oriente del país.

Con perjuicios más acentuados en los departamentos de Santa Cruz y Beni, los expertos destacan la contaminación ambiental, calificada como extremadamente riesgosa.

Independientemente de que la sequía alimenta la voracidad de las hogueras, surge otra causa, la generación de manera malintencionada, como denunció el presidente Luis Arce.

De acuerdo con ese criterio, gran parte de las igniciones tiene su origen en las áreas desmontadas para monocultivos a gran escala y así contribuir a la especulación con el precio de la tierra.

El gobierno decretó el 11 de septiembre una pausa ambiental por tiempo indeterminado con la prohibición de quemas y la revocación de autorizaciones otorgadas con anterioridad.

La medida es comprensible cuando de los países con bosques tropicales del Amazonas, este año solo Brasil supera a Bolivia en superficie quemada.

Dada la magnitud de los percances con el fuego, el gobierno adopta disposiciones para que la economía no se lacere más aún.

Bolivia se acredita con una baja inflación en comparación con el resto de América Latina y las autoridades tratan de evitar la salida de sus alimentos baratos a través de las fronteras de naciones vecinas.  

Pero el alza del precio del petróleo, del que Bolivia debe hacer importaciones, la caída de la producción arrocera así como una acentuada escasez de divisas, matizan la situación económica.

Bolivia importa casi 80 por ciento de diésel, más de 50 por ciento de gasolina y sufre el cierre de los contratos para la venta de gas a Argentina.

En ese contexto apremiante, el presidente Arce hizo un dramático llamado a la Asamblea Legislativa Plurinacional a destrabar créditos bloqueados por maniobras de la derecha y otros adversarios.

En momentos como los referidos, Bolivia necesita de la contribución de todos los sectores para enfrentar los problemas latentes.



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