Los sonidos de la guerra

Editado por María Candela
2024-10-21 13:31:09

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Foto: Facebook

Por Guillermo Alvarado

Consumida ya casi la cuarta parte del siglo XXI está claro que una buena parte de la humanidad sigue privilegiando la guerra como método para resolver las diferencias con sus semejantes o imponer sus condiciones económicas y geopolíticas para beneficio propio.

Ya en la primera mitad del siglo pasado el polémico escritor Arthur Koestler, nacido en Hungría y nacionalizado británico, había sentenciado que “el sonido más persistente que reverbera a lo largo de la historia del hombre es el redoble de los tambores de guerra”.

Autocalificados como la especie superior, somos, por el contrario, la única en todo el planeta que planifica y ejecuta la eliminación constante y masiva de una parte de sus propios miembros, y no por hambre ni instinto de sobrevivencia, sino por razones espurias, como ambición y egoísmo.

De hecho, la tecnología para matar evoluciona más rápido que la destinada a salvar vidas y un reciente ejemplo de ellos fue la asociación entre Japón, Italia y el Reino Unido para fabricar el más moderno y letal avión de combate.

Paradójico resulta que Japón, víctima del único bombardeo atómico en la historia, esté ahora en plena carrera armamentista.

Sería interesante, pienso yo, conocer la opinión de Nihon Hidankyo, la organización de los sobrevivientes del infierno nuclear desatado sobre Hiroshima y Nagasaki, que hace pocos días fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.

.La verdad es que el país asiático poco a poco ha ido abandonando la política pacifista consagrada en su Constitución de 1947, donde renuncia voluntariamente a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales.

Un paso decisivo ocurrió en 2023, cuando Tokio autorizó un incremento sustancial en el presupuesto de defensa y aumentaron las compras de misiles y otros artefactos a  Estados Unidos.

Ahora se formalizó un proyecto destinado a crear un avión de combate capaz de superar al Chengdu J-20 de China en caso de una guerra en el estrecho de Taiwán o la agudización de tensiones con Corea del Norte.

Empresas japonesas, italianas y británicas participarán en el desarrollo de esta nave, cuyo prototipo fue exhibido recientemente y que, como todo el mundo comprenderá, debe costar unos cuantos cientos o miles de millones de dólares.

Cada día tiene mucha más razón el genial Quino, el padre de Mafalda: si los cobardes que deciden las guerras tuvieran que ir a pelearlas, viviríamos todos en paz.



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