Ayuda hacia donde todo se convirtió en un río

Editado por María Candela
2024-10-29 11:57:18

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Foto: Radio Sancti Spíritus

Por Roberto Morejón

El huracán Oscar, degradado posteriormente a tormenta tropical, se convirtió en el más inoportuno “visitante” del que se tuvieran noticias en Cuba en años, pues sus torrenciales lluvias e inundaciones, desolaron cuatro municipios de la oriental provincia de Guantánamo.

Descrito como un huracán pequeño, sorprendió por la copiosidad de sus lluvias, su consecuencia más impresionante, en su demorado paso por el este de la mayor de las Antillas.

Las imágenes publicadas son sobrecogedoras.

Antes los ojos de los cubanos aparecieron familias de Guantánamo atravesando riadas y subidas en lo alto de sus viviendas, para esquivar el nivel de las aguas que allanó las superficies mientras jóvenes rescataban desvalidos.

Moradas, almacenes, instalaciones públicas y otros recintos quedaron diezmados total o parcialmente, ante la combinación diabólica de vientos y lluvias incesantes así como el poder de las corrientes.

Testimonios de oriundos de los municipios Baracoa, Maisí, San Antonio del Sur e Imías, este último incomunicado por vía terrestre durante varios días, describen inundaciones nunca vistas en la región.

No pudo llegar el nefasto “visitante” en peores circunstancias, pues el país había sufrido una brusca desconexión del sistema electroenergético nacional, sacudido por frecuentes apagones, dado el envejecimiento de las termoeléctricas, escasez de combustible y falta de piezas de recambio para equipos de generación distribuida.

Cuba sufre una acentuada limitación de divisas, causada en lo fundamental por el bloqueo estadounidense y su ubicación en la lista de los que el país norteño considera patrocinadores del terrorismo.

Suficiente para privar a La Habana de créditos y los bancos internacionales le cierren puertas.

Los estragos por esas causas son notables y se aprecian también en los aseguramientos de la modesta canasta básica, escasez de medicamentos y reducción drástica del transporte urbano, entre otras secuelas.

Sin embargo, en condiciones tan adversas los cuatro municipios quebrantados por el intruso Oscar no han quedado abandonados.

Hacia allí se mueven mercancías, alimentos, ropas y enseres domésticos, para paliar en lo posible las graves pérdidas de los guantanameros.

Las circunstancias materiales son muy constreñidas como para afrontar la ofensiva nacional en busca de la recuperación de las comarcas inundadas, aunque se hace lo inconfesable por llegar hasta el último damnificado, quizás lamentando la pérdida de todo.



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