Impactos de Oscar en la agricultura en Guantánamo. (Foto: Radio Baracoa)
Por Maritza Gutiérrez
La agricultura en Cuba, un pilar fundamental de la economía y la alimentación del país, se enfrenta a desafíos cada vez más complejos debido a los huracanes y el cambio climático. Estos fenómenos naturales no solo devastan las cosechas, sino que también amenazan la sostenibilidad de las prácticas agrícolas en la isla.
Cada año, y este 2024 lo viene ratificando, el cambio climático está provocando un aumento en la frecuencia e intensidad de los huracanes. Estos fenómenos meteorológicos extremos pueden causar daños devastadores a las tierras agrícolas, arrastrando cultivos, erosionando suelos y destruyendo infraestructuras. Las temperaturas más cálidas del océano y el aumento del nivel del mar son factores que contribuyen a esta problemática.
El programa de estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea Vida, incluye un grupo de acciones en las que se trabaja a nivel de provincia y municipio bajo la conducción del ministerio de la agricultura y el CITMA.
Para ello se realizan regularmente talleres de capacitación en los cuales se transmiten herramientas y también se reflexiona para llevar una amplia comprensios sobre la importancia de manejar las afectaciones climáticas para crear bases económicas productivas solidas.
Los huracanes, especialmente en la temporada ciclónica que va de junio a noviembre, provocan daños catastróficos en los cultivos. En los últimos años, eventos como el huracán Irma en 2017 y el huracán Elsa en 2021 han dejado huellas profundas en la agricultura cubana. Las ráfagas de viento y las intensas lluvias destruyen plantaciones de caña de azúcar, tabaco y hortalizas, que son esenciales para la economía local.
Además de la destrucción inmediata, los huracanes también causan problemas a largo plazo. La erosión del suelo, provocada por las lluvias torrenciales, reduce la fertilidad de la tierra, mientras que la salinización, resultado de la inundación de áreas costeras, afecta la calidad del agua y el suelo. Estos cambios hacen que la agricultura sostenible sea cada vez más difícil de alcanzar.
Lo cierto es que el cambio climático está alterando los patrones climáticos en el Caribe, con huracanes más frecuentes e intensos. Esto plantea un desafío adicional para los agricultores cubanos, que ya deben adaptarse a condiciones cambiantes. La necesidad de implementar prácticas agrícolas sostenibles se vuelve urgente para mitigar los efectos de estos fenómenos.
De manera que la adaptación al cambio climático es esencial para la agricultura en Cuba y en esta dirección la Tarea Vida incluye acciones estratégicas y tareas como: no construir viviendas o entidades en áreas cercanas a la zona costera, adaptar la actividad agropecuaria en particular las de mayor incidencia en la seguridad alimentaria, reducir las áreas de cultivos próximas a las costas o afectadas por la intrusión salina, diversificar los cultivos, mejorar las condiciones de los suelos, introducir y desarrollar variedades resistentes al nuevo escenario de temperaturas.
Todas estas acciones convocan no solo a los organismos responsables y los agricultores que impulsan estrategias para fomentar la resiliencia. Esto incluye la diversificación de cultivos, la mejora de las infraestructuras agrícolas y la implementación de técnicas de conservación del suelo.
Para Cuba y de cara al enfrentamiento al cambio climático, la agricultura sostenible no solo es un objetivo deseable, sino una necesidad urgente en el contexto actual.