Cartel
Por María Josefina Arce
En los últimos tiempos Colombia ha tenido un intenso protagonismo a nivel internacional. Con pocos días de diferencia, la nación suramericana ha sido escenario de dos importantes eventos: la Cumbre de la ONU sobre la Biodiversidad y la Primera Conferencia Ministerial Mundial para poner fin a la Violencia contra la Niñez.
La recién concluida cita sobre la infancia, celebrada en Bogotá, la capital, debe tributar a favor de este importante segmento poblacional, y que constituye el futuro del planeta.
La violencia tiene graves consecuencias para la salud de los menores y sus comunidades. Los expertos alertan que se ha relacionado con el deterioro del desarrollo social, emocional y cognitivo, asi como con la adopción de conductas de alto riesgo.
De acuerdo con la OMS, Organización Mundial de la Salud, casi 3 de 4 niños entre dos y cuatro años, unos 300 millones en el mundo, sufren con regularidad castigos corporales o violencia psicológica de sus padres o cuidadores.
En América Latina, aunque los especialistas señalan que se ha ido visibilizando más esta problemática, todavía afecta con fuerza a la región.
UNICEF, Fondo de la ONU para la Infancia, estima que este flagelo se asocia también a factores como las desigualdades, la inseguridad, la migración y las crisis humanitarias.
En ese sentido se pronunció en su intervención en la cita, el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien subrayó que el hambre, el colapso climático, la guerra y el éxodo son los peores violadores de los derechos de los infantes. Advirtió que el poder mundial conduce a un enorme genocidio de la humanidad que comienza por la niñez.
De ahí la importancia del encuentro en Bogotá, en el que se alcanzaron importantes acuerdos con el objetivo de poner fin a las agresiones contra los niños y visibilizar aún más esa lamentable situación.
Y sumamente novedoso fue el lanzamiento del primer movimiento global dedicado a la prevención de la violencia infantil, liderado por niños, adolescentes y jóvenes.
El evento permitirá avanzar hacia la consecución de la meta 16.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que busca eliminar el maltrato, la explotación, la trata y toda forma de violencia y tortura contra los niños.
Colombia lideró las discusiones y reflexiones sobre la urgencia de adoptar acciones concretas a nivel internacional para proteger y prevenir la violencia contra los niños, una inadmisible realidad del mundo de hoy.