Imagen de archivo/RHC
Por María Josefina Arce.
Desde el 25 de noviembre, Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, y durante 16 jornadas se desarrolla la Campaña UNETE de la ONU para visibilizar aún más esa problemática y revitalizar compromisos a favor de ese sector en cada nación y a nivel global.
Es a partir de 2008 que se lanzó por primera vez esta iniciativa, que urge a los gobiernos, los diversos sectores de la sociedad, medios de comunicación y el sistema de Naciones Unidas a unir esfuerzos para hacer frente a lo.que los expertos califican de pandemia.
Y es que las cifras dadas a conocer por organismos internacionales y regionales corroboran que la violencia contra las mujeres es un flagelo que lamentablemente, está presente todavía con fuerza en el mundo.
De acuerdo con ONU Mujeres, una de cada 3 féminas en el orbe ha sido víctima de hechos violentos y para miles este ciclo termina con su asesinato a manos de alguien conocido. Un número que se ha mantenido practicamente invariable en la última década.
América Latina y el Caribe presenta un panorama adverso, a pesar de los avances en leyes y protocolos pues siguen incidiendo patrones patriarcales y violentos.
La CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, reveló que en la región se registran cada díia 11 feminicidios, una cifra realmente alarmante.
Sólo el pasado año se contabilizaron tres MIL 897 asesinatos de mujeres en 27 naciones del área.
El último informe de la CEPAL sobre este flagelo y que cita encuestas nacionales, señala que entre 63% y 76% de las féminas han experimentado algún tipo de agresión en diversos ámbitos de su vida.
Los expertos alertan que la violencia impacta la salud física, sexual y psicológica de las mujeres en todas las etapas de su vida, afectando su educación, empleo y
oportunidades.
Este flagelo continúa siendo un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz. Y como señala la ONU la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de no dejar a nadie atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas.