Imagen: France 24.

Por: Roberto Morejón.

Como si hiciera oídos sordos a la condena en Panamá y en otros países por sus amenazas de ejercer control sobre el Canal, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a arremeter contra el uso de la vía interocéanica.

En reciente conferencia de prensa, el magnate inmobiliario acusó nuevamente a la administración del Canal de Panamá de cobrar lo que él llama tarifas excesivas a los buques estadounidenses.

También alegó lo que presenta como un control de China sobre la vía fluvial, aspectos rechazados enérgicamente por el gobierno panameño, aunque Trump parece no escuchar.

El próximo inquilino de la Casa Blanca parece llevar hasta el paroxismo su lema de “América primero”, de tintes expansionistas, pues en el caso del Canal se negó a descartar el uso de la fuerza o incluso lo que define como recompra.

La comunidad internacional observa esa y otras desproporciones, hasta ahora verbales, del primer mandatario electo, y se inquieta ante el resurgimiento de otro foco de tensión, en este caso Panamá, por cuyo Canal pasa el tres por ciento del comercio global.  

Construido por Estados Unidos, la administración de la obra civil pasó a manos del Estado panameño en 1999, como quedó estipulado en los Tratados Torrijos-Carter, firmados en 1977.

No hay razones para que el señor Trump reviva el conflicto, pues mucho lucharon los panameños, apoyados internacionalmente, para que el Canal pasara a su control.

Así lo reafirmaron centenares de panameños y el gobierno del país el pasado 9 de enero, en el recordatorio de la gesta histórica de 1964, cuando una veintena de estudiantes murieron al chocar con tropas estadounidenses, las cuales mancillaron una bandera de Panamá.

Los panameños consideran que aquella confrontación inició el camino para una posterior transferencia del Canal de Panamá.

Pero Trump, en otro de sus alardes de fortaleza amenaza con hacer valer sus intereses y hasta un seguidor, el representante de Dakota del Sur, el republicano Dustin Johnson, presentó un proyecto de ley para lo que él definió como “recompra” del Canal de Panamá.

Hay razones para tomar nota de los exabruptos del próximo primer mandatario estadounidense, mucho más sabiendo, como indicara The Washington Post, que para él las ideas extremas parecen ser una estrategia de negociación. FIN.