Imagen de archivo/RHC

Por Roberto Morejón

La inversión extranjera en Cuba y la sostenida colaboración con Vietnam adquieren nuevos ribetes, al calor de un plan para aumentar la producción de arroz en el archipiélago caribeño, donde el cereal es altamente demandado.

Cuando hoy en el país los avituallamientos dirigidos a la canasta básica afrontan demoras y fraccionamientos por las limitaciones económicas, avanzan los empeños para aumentar las siembras de arroz, menguadas en los últimos años.

En ese contexto muy agudo por las carencias ante el recrudecido bloqueo y la ubicación de Cuba en una lista de los que, según el criterio de la administración de Estados Unidos, patrocinan el terrorismo, se aplican asimismo en la nación caribeña nuevas políticas para ampliar la inversión extranjera.

Encaja en esa ruta el desarrollo de estrategias nacionales de producción de arroz por la vía empresarial, con participación de diferentes actores.   

Uno de ellos es Vietnam, con el que Cuba sostiene una larga relación de amistad y cooperación que en 2025 cumplirá 65 años de iniciada.

El proyecto se abre paso en momentos en que los respectivos gobiernos han decidido elevar los nexos a un nuevo nivel, incluyendo la inversión.

Esa arista tiene especial significación en el fomento de la seguridad alimentaria en la mayor de las Antillas, como lo evidencia que una empresa de Vietnam se ha convertido en la primera en recibir tierras en este país, en principio poco más de 300 hectáreas.

Técnicos vietnamitas enviados por esa empresa se encargarán durante tres años de sembrar arroz en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, adonde llegarán desde Hanoi fertilizantes, herbicidas y demás insumos.

Téngase en cuenta que la sureña Empresa Agroindustrial de Granos de Los Palacios posee los mejores sistemas de riego y la mayor cantidad de áreas montadas en sistemas ingenieros, pero carecen de mantenimiento, y reflejan bajos rendimientos, los que deben aumentar notablemente a partir de la experiencia vietnamita.

De manera que Cuba incursiona en algo inédito, la entrega de tierras para fomentar cultivos indispensables en la mesa hogareña, hoy deficitarios, sobre la base de modalidades de inversión extranjera y con la asistencia de procedimientos eficaces, como los que pueden aportar los entrañables amigos vietnamitas.