Israel bombardea pese al acuerdo de alto al fuego.
Por: Guillermo Alvarado
Con mucho entusiasmo la comunidad internacional recibió la noticia del acuerdo de cese al fuego firmado entre el Estado sionista de Israel y la organización Hamas, que podría significar el cese del genocidio palestino en la Franja de Gaza.
Algunos analistas califican este hecho como “frágil”, debido a la voluntad expresa de Tel Aviv de apropiarse de ese territorio y llenarlo de colonos judíos tal y como está ocurriendo en Cisjordania, donde no cesa el robo a las tierras de la población palestina.
Por un lado está el historial de Israel, que se ha caracterizado por romper con frecuencia sus compromisos, sin que esto tenga ningún costo debido a que cuenta con el apoyo y la complicidad de las potencias occidentales, como quedó comprobado en los 15 meses recientes.
No sólo rompe sus compromisos, sino que además viola flagrantemente las garantías consagradas en tratados internacionales para casos de enfrentamiento bélico, entre ellos la protección a los civiles, a hospitales y centros de atención de salud y el uso desproporcionado de la fuerza, además de crear sufrimientos extremos a sus víctimas.
De hecho, tras el anuncio del acuerdo los bombardeos aéreos y ataques terrestres contra la ya devastada Franja continuaron y según los últimos recuentos causaron 71 fallecidos y unos 200 heridos, es decir que la matanza continúa.
También incide la escasa voluntad expresada por el primer ministro sionista Benjamín Netanyahu, quien busca pretextos para crear una crisis inesperada y echar por la borda el fin de las hostilidades.
Aunque el compromiso incluye la retirada de las tropas israelíes hasta una franja de tierra cercana a Gaza, el jefe de gobierno israelí en reiteradas ocasiones dijo que mantendrá la ocupación militar sobre ese enclave y se otorgará funciones de administración.
Debe tomarse en cuenta un dato que no es menor, y es que el acuerdo alcanzado se limita al cese del fuego, pero no es de ninguna manera un tratado de paz firme y duradera, lo cual abre las puertas a futuras incursiones con cualquier pretexto.
Por supuesto, occidente presionará para que todo llegue a buen puerto, pero no por razones humanitarias, sino porque el compromiso incluye en su segunda etapa la reconstrucción de lo destruido en Gaza, que es casi todo, y esto, recordemos, es un muy buen negocio para los consorcios inmobiliarios que esperan con ansias su oportunidad.