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Por: Roberto Morejón
El expresidente colombiano Álvaro Uribe reiteró su solicitud de intervención internacional y militar en Venezuela, postura tan irresponsable como injustificada.
Por varias vías, el líder del derechista Centro Democrático aboga por el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro.
En opinión de Uribe, el triunfador en los comicios del pasado 28 de julio fue el opositor Edmundo González Urrutia, aunque este no expuso lo que considera sus argumentos ante los órganos competentes de Venezuela.
El primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, respondió enérgicamente a la exhortación insensata de Uribe, a quien tildó de asesino y triste personaje paramilitar y narcotraficante.
De la posición desenfrenada de Uribe se desmarcaron políticos colombianos, incluyendo el presidente Gustavo Petro, así como personalidades en América Latina, algunas de las cuales recordaron el pasado nefasto de intervenciones de Estados Unidos en la región.
A esos oprobios de la historia quiere retroceder el ex Jefe de Estado de Colombia, quien, por cierto, junto al otrora dignatario Iván Duque rechazó la decisión de la administración de Joseph Biden de excluir a Cuba de una lista de los que en Washington califican de patrocinadores del terrorismo.
Con el pedido de una intervención internacional en Venezuela, Álvaro Uribe se reafirma como uno de los exponentes más viscerales de la ultraderecha en el territorio al sur del Río Bravo.
Con un pasado turbulento, Uribe ha sido notificado por la fiscalía de Colombia de que puede ser llevado a un juicio como parte de un caso que involucra a grupos paramilitares.
Uribe tiene varias causas abiertas, entre ellas por su supuesto conocimiento anticipado de una masacre y el asesinato de un defensor de los derechos humanos.
La investigación surge del testimonio del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, extraditado desde Colombia a Estados Unidos.
Muchos colombianos recuerdan con indignación la aplicación bajo su mandato de la doctrina de la “Seguridad democrática”, presentada aparentemente para combatir el narcotráfico y los grupos armados ilegales, aunque devastó zonas rurales y amplios segmentos sociales.
Con esos antecedentes, Uribe no reúne méritos para erigirse como juez internacional que además llama a la violación de la soberanía de un país vecino, ejercicio militar enfilado a atentar contra la integridad de un pueblo hermano de los colombianos.